miércoles, 28 de septiembre de 2016

CAITRODANTIANA



CAITRODANTIANA

(Concierto para cajón flamenco y banda sinfónica)

Tras una dilatada carrera como intérprete y pedagogo Pepe Abellán (Santomera, n.1977), en su cruzada personal por llevar el mundo de la percusión y el ritmo en general, a todas las edades, condiciones sociales y talentos individuales y colectivos, en todo tipo estilos y géneros musicales, presenta el 16 de octubre de 2016 en el teatro Calderón, junto a la Societat Musical Nova d’Alcoi y su director Joan Domenech (Benaguasil, n.1963) en estreno absoluto: CAITRODANTIANA, concierto para banda sinfónica y cajón flamenco solista. Para esta obra estructurada en base a cuatro movimientos, Abellán cuenta con capacidad de trabajo, los conocimientos, la inspiración y la pasión del compositor almeriense Juan Cruz Guevara (Macael, n. 1972), actualmente profesor de composición del Conservatorio superior de Música de Granada, con una carrera no menos dilatada, con más de cien obras para instrumentos solistas, de cámara, teatrales, sinfónicas y concertísticas, estrenadas por solistas, grupos y agrupaciones de prestigio en salas de concierto, teatros y auditorios, tanto a nivel nacional como internacional, con las que ha conseguido numerosos reconocimientos y premios tanto en España como en el extranjero.

El título pretende ser un homenaje a dos mitos del cajón flamenco, el peruano Carlos Caitro Soto (1934-2004), el primer gran virtuoso conocido del instrumento y el percusionista brasileño Rubém Dantas (n. 1954), quién tuvo la excepcional idea a comienzos de los años 80’ de traerlo a España, después de una gira con el sexteto de Paco de Lucía por el país de los incas, adaptándolo con especial musicalidad a los palos “a compás” del flamenco. Este hecho ha llegando a tal extremo que a día de hoy es imposible concebir el cante, el baile o toque flamenco sin él por su natural integración, ya que aporta una síntesis única entre palmas, pitos, taconeos y demás elementos de ritmo, además de desarrollar multitud de nuevas posibilidades, que han hecho que este instrumento se pueda adaptar incluso a otros tipos de música impensables, hasta hace poco más de tres décadas, como el jazz, la música étnica, latina, afro, pop, electrónica, etc. (con todas sus variantes, estilos y fusiones), casi de forma natural e intuitiva.

CAITRODANTIANA se desarrolla en cuatro movimientos que pretenden llevarnos a diferentes espacios, ambientes, y sensaciones en donde el cajón solista dialoga al tiempo tanto con los instrumentos solistas de la banda, las diferentes secciones y por fin el tutti orgánico, ofreciéndonos multitud de texturas, planos y sonoridades que hacen de esta obra un recorrido sonoro inusual y al tiempo que se plantean gran diversidad de estilos musicales repletos de melodías populares de profunda inspiración, armonías tonales estables con pellizcos de notas extrañas que la hacen de interés, pero sobre todo y como no podía ser menos es el elemento rítmico el que sobresale sobre el resto, donde ritmos latinos, de danzas folklóricas, así como flamencos permean toda la composición.

La obra comienza con Fiesta de Amancaes (Romería) procedente de la capital de Perú, donde las gentes se reúnen entorno a diferentes actividades tradicionales, siendo la música parte esencial, allí se interpretan desde tiempo inmemorial diferentes danzas populares en medio de un gran albedrío en las que las “cajas de embalaje” llevan el ritmo en danzas como el festejo, la zamacueca, el tondero…, tocando en distintas partes del instrumento con las palmas de las manos, puños y nudillos. El segundo movimiento Paseo de los tristes (Lamento) toma su título de uno de los lugares más emblemáticos y concurridos de la ciudad de Granada junto, al río Darro, tras cruzar el Puente de las Chirimías, donde podemos encontrarnos una de las mejores vistas de la Alhambra, lugar en los que se celebraban diversos tipos de fiestas, pero sobre todo por ser de paso obligado por los cortejos fúnebres de la ciudad camino del cementerio. El tercero Leyenda de la encantada (Danza) es una tradición que con numerosas variantes se encuentra extendida por toda la península ibérica, asociada a la noche de San Juan. Específicamente es en el río Baza, en el paraje llamado La Terrera de los Algárvez, donde cuentan que desde tiempo ancestral, en la noche del solsticio de verano, se puede ver una hermosa mujer de vestido blanco con un peine, un espejo y una daga. Para concluir Embrujo en San Miguel (Final), a ritmo de bulería, dedicado al barrio donde tiene su origen este festivo y divulgado palo del flamenco, uno de los barrios más conocidos de toda Andalucía y emblema de Jerez de la Frontera (Cádiz), cuna grandes figuras del cante, el baile y el toque como Antonio Chacón, Manuel Alejandro, Lola Flores o La Paquera, entre otros muchos.

Esta noche asistimos a un evento único: elevar a la categoría de solista (de concierto), un instrumento nacido de golpear por pura intuición con las manos, sentado sobre ella de una simple caja de madera para empaquetar distintos productos, un instrumento que se originó hace más de doscientos años en un modesto mercado de un barrio modesto,  de ahí tras un largo recorrido, pasará a ser el centro de atención de un público expectante y entregado a él en un teatro, de pasar a consolidarse desde ser un instrumento popular a convertirse por derecho propio en un instrumento sinfónico, un instrumento que cada día que pasa tiene más posibilidades, más adeptos, un instrumento hasta el momento sin límites, que atrapa a todo tipo de personas a través del primero de los elementos de la música y el más íntimamente relacionado con el ser humano: el ritmo, y todo ello con una simple caja de madera, ningún instrumento tan simple ha llegado tan lejos a lo largo de la historia…disfruten del concierto!!!

@ClaudioCascales

jueves, 1 de septiembre de 2016

INFLUENCIA DEL JAZZ EN LA MÚSICA SINFÓNICA

INFLUENCIA DEL JAZZ EN LA MÚSICA SINFÓNICA
Por Claudio Cascales
Catedrático de Música

            


Desde el mismo comienzo, la música de jazz tuvo una gran influencia entre los compositores que bien podríamos clasificar como sinfónicos. El jazz nace en una época de la historia de la música, coincidente con el modernismo, en donde se buscaban nuevos caminos, tras haberse agotado el lenguaje y las formas del romanticismo.


Desde prácticamente comienzos del siglo XX, se buscan nuevos sistemas armónicos que reemplacen la tonalidad (dodecafonismo), nuevas escalas (exóticas, microtonales), nuevos ritmos (asimétricos, polirrítmias, polimetrías...), nuevos instrumentos (sobre todo los de percusión),  nuevos sonoridades (futurismo, primitivismo...) y efectos (glissandos, frulatos...).


En este ambiente el jazz va ha ser, para muchos compositores, la base para realizar, como elemento novedoso, una música fresca, vital y moderna que finalmente se quedará, en la mayoría de los casos en anécdota (sobre todo en los músicos europeos), debido fundamentalmente, al desconocimiento de la esencia del jazz: la improvisación, así como la imposibilidad de realizar una escritura que diera toda la dimensión al swing, esa especie de relación entre los escrito y lo interpretado, en la cual no se puede transmitir con una simple notación, además de la gran dificultad de reflejar una sonoridad individual, tanto en el fraseo, como en el propio sonido, tan determinante para el jazz.

Aún así, se puede hablar en Estados Unidos de un Jazz Sinfónico, en el que se caracteriza más el recurso jazzístico, como algunas armonías, escalas, ritmos, instrumentos y efectos sonoros, e incluso algo de improvisación, que el propio jazz en su sentido más amplio donde el swing, la improvisación y la sonoridad individual son la base de la música. En Europa por el contrario el jazz está más presente en la música de Cámara. En definitiva, para la mayoría de los compositores el jazz fue un plato exótico del que se sirvieron de manera más o menos consciente.


Los compositores que han obtenido resultados más satisfactorios a la hora de incorporar la música de jazz a la sinfónica, han sido, por razones obvias, los compositores americanos. De entre todos ellos podemos destacar a:


George Gershwin (1898-1937), el primer compositor que utilizó el jazz en el mundo sinfónico, de un modo natural. Gershwin reelaboró el lenguaje del jazz y de la canción popular, para integrarlos ambos en el mundo de la orquesta, donde logró magníficos éxitos como Rhapsody in blue (1924), Un americano en París (1928) y su incomparable jazz-ópera Porgy and Bess (1935).


Tras Gershwin el compositor que más ha intentado más conscientemente la fusión de elementos del jazz y de la música de concierto en una nueva unidad, no en vano, de él es el concepto de Jazz Sinfónico al que denomino Third stream, es el también estadounidense Gunther Schuller (n. 1925), con una música eminentemente rítmica basada en los elementos del jazz no exentos de influencias de Stravinsky, Schoenberg. Sus obras más conocidas dentro del estilo son el  Cuarteto de jazz y orquesta (1959), el ballet Modern Jazz: Variants (1961), el cuento musical Journey into jazz (1962), la ópera de 1966 The Visitation, así como su Gran concierto para percusión y teclados (2005).

  
Morton Gould (1913-1996), compositor y afamado director de orquesta, destacó desde joven por su capacidad de combinar a la perfección múltiples géneros musicales en la estructura formal clásica, manteniendo sus elementos distintivos, entre ellos, la música latina y muy especialmente el jazz. Sus obras más relacionadas con el lenguaje jazzístico son Chorale and Fugue in Jazz (1933), Four American Symphonettes (1945) y Symphony of Spirituals (1975).


Por último a Leonard Bernstein (1918-1990), compositor y director de orquesta, con muchas influencias tanto de la música popular americana, como de la música latina y el jazz que, junto a las de Ives, Copland y Stravinsky, forman su mundo sonoro. Bernstein, sin ser innovador, absorbe todos estos elementos y le imprime un sello propio en el que predomina un verdadero olfato para la orquestación. Entre sus obras con tintes jazzísticos se pueden destacar el músical On the Town (Un día en Nueva York) de 1944, Candide (una opereta con una obertura conocidísima), de 1956 y el también musical West Side Story 1957, que alcanzó, tras llevarla al cine, diez Oscars en 1961.

           

Como se ha comentado anteriormente los compositores europeos, en su mayoría abordaron el jazz en composiciones de cámara, relacionadas con el mundo del music hall, el cabaret, etc, en muchos casos utilizando referencias directas al ragtime que causó sensación entre los compositores de los 20. Los compositores europeos que incorporaron elementos de la música de jazz a sus obras fueron:


Antonín Dvorak (1841-1904), quién introduce en algunas de sus obras, entre ellas la 9ª sinfonía (del nuevo mundo), melodías extraídas del espiritual negro Sweet home.


Claude Debussy (1862-1918) se inspiró en el cake-walk para escribir The childrens corner así como en su 1er libro de Preludios.


Erik Satie (1886-1925), en plena apoteosis de la estética del circo y del music-hall, e influido por el ragtime y el jazz, compuso la pantomima Jack in the box y en su ballet Parade (Ragtime del transatlántico).


Maurice Ravel (1875-1937), incorpora diversos elementos del jazz en su Concerto para la mano izquierda en Re mayor así como en su Concierto para piano en Sol mayor.


Otros compositores que utilizaron el jazz fueron Paul Hindemith, Ernst Krenek, Kurt Weill, Béla Bartók, Dimitri Shostakovich o André Jolivet.


Mención aparte, no sólo por la utilización del lenguaje del jazz en algunas de sus piezas, sino también por la importancia de los instrumentos de percusión y el propio ritmo son Igor Stravinsky (1882-1971), con su Historia de un soldado de 1918, entre otras, donde da una nueva dimensión a los instrumentos de percusión aunándolos varios en torno a un solo interprete y Darius Milhaud (1892-1974) quién hizo algo muy parecido con dos ballets, uno de cámara La Creación del mundo (1923) y, otro anterior orquestal, El buey sobre el tejado (1918), donde también aparecen elementos de la música de brasil.


Haciendo una breve referencia al panorama español, encontramos al compositor de películas José Nieto (n.1942) ex batería quién estrenó en 1974 su Concierto para quinteto de jazz y orquesta. Igualmente otro gran maestro de la batería en España Enrique Llácer “Regolí” (n. 1934), ha compuesto obras para percusión y orquesta donde se advierten claras influencias jazzísticas como el Concierto nº 2 para batería y orquesta (1990).

Pedro Calonge el “Rey de la Marimba”.

  Pedro Calonge el “Rey de la Marimba”. @ClaudioCascales Pedro Calonge. (Fuente: gladyspalmera.com) Si en un artículo anterior rendíamos...