viernes, 4 de noviembre de 2011

LA MUJER DE LA SOMBRILLA

LA MUJER DE LA SOMBRILLA 
Claudio Cascales

La Mujer de la Sombrilla de Juan Cruz-Guevara, sobre texto de Francisco José Cortés es una ópera de cámara, en tres escenas, en la que todos sus elementos: la música (canto y música instrumental), lenguaje corporal (gesto, escenificación, movimiento y danza) y la imagen (escenografía, maquillaje así como recursos multimedia), todos ellos lenguajes per se con suficiente significación autónoma, se unen estrechamente para tratar un tema de candente actualidad: la enfermedad neurodegenerativa de alzhéimer, caracterizada por una progresiva pérdida de la memoria y de otras capacidades mentales a medida que las neuronas van muriendo en diferentes zonas del cerebro. Durante la acción se producen momentos analepsis o flashbacks que alteran la secuencia cronológica del presente, conectando momentos y espacios diferentes, trasladando la acción al pasado, recordando incongruentemente recuerdos de juventud, de amores, de su hijo, de sus libros… El tema es tratado de una manera sincera y sutil, dentro de una atmósfera ensoñadora en el contexto austero de una ópera de cámara, sus intérpretes son: una soprano (Olvido), un narrador (su memoria, su conciencia, su yo), varios figurantes, un grupo de cámara, premeditadamente reducido a cinco músicos, con flauta y flauta contralto (con un mismo ejecutante), saxos soprano, contralto y barítono (tocados por un mismo intérprete, quién a su vez hace las veces de director), percusión, acordeón y violonchelo que intervienen, así mismo, en la acción con movimientos en escena y la interpretación de textos recitados de manera cuasi aleatoria. 

La Escena primera (Luz azul) transcurre a primeras horas de la mañana en una playa desierta de Benidorm, en donde la protagonista: Olvido, una escritora, muestra ya comportamientos que nos hacen pensar en un estado mental en deterioro, con pensamientos incongruentes y falta de memoria, sin encontrar su sombrilla, su nevera, sus llaves, acogiéndose a sus libros, a sus recuerdos, que son sonorizados con alto contenido de notas alteradas, cromatismos, cluster. La metaliteratura en esta escena es uno de lo ejes en los que se basa el texto, ya que se hacen referencias explícitas constantes a grandes poetas de del siglo XX como Alfonsina Storni, Leonora Carrington, William Faulkner, Vladimir Maiakosvki, Silvia Plath, Reinaldo Arenas, Lezama Lima o Clara Janés, destacando un léxico meticuloso y extremadamente expresivo, creando una escena en la que los efectos tímbricos instrumentales son parte integrante del desarrollo de la acción, realizando todo tipo de metáforas sonoras (agua, llaves, tensiones, recuerdos, etc.). Tras un breve preludio instrumental narrador y protagonista presentan la escena para enlazar con la primera elegía “Yago y yo en el Malecón habanero…”. Un intenso recitado nos conduce a la segunda elegía “Ay Adonis, el amor es un cuerpo por cuya túnica suspira la noche…”, llegando al clímax de la escena donde se nos presenta una danza de la muerte, para concluir con una nana instrumental tonal (flauta y violonchelo) tras la frase: “Hay tiempo suficiente siempre que haya memoria…”, en ella Olvido recuerda fugazmente a su hijo. 

La Escena segunda (Luz blanca) transcurre en el mismo escenario solitario a mediodía, Olvido se nos presenta sola, desespera, llevando unas gafas de sol. En ella el mar es el principal protagonista, donde se alternan soliloquios y dúos vocales cantados y recitados con partes concertantes que dan criterio y unifican la acción, en la que la reflexión sobre los recuerdos de una vida se nos presentan distorsionados de la realidad, con alto contenido expresivo que va desde lo más tierno a lo más salvaje, desde lo más poético a los más desgarrador, esto permite al espectador trasladarse sin restricciones a diferentes mundos sonoros y virtuales, potenciados por la presencia de imágenes en el fondo de la escena. Allí se habla de un libro de “cierto éxito” escrito por Olvido titulado Infantes, este junto a Yago y su hijo están en el mar, están perdidos en su memoria. Así se llega a un nuevo lamento elegiaco “Ah! El mar…”, músicos y figurantes recitan acompañados de palmadas irregulares acentúan los momentos de locura, releer Infantes puede poner las cosas en su sitio indica el narrador, pero el poema ardió (“Fahrenheit 451...”), solo le queda “la mnemotecnia del mar…”, representado por bucles sonoros que nos dibujan el rubato de las olas. 

La Escena tercera (Luz naranja) el desenlace, se desarrolla en el dormitorio de un apartamento de Benidorm. Olvido en la cama, el narrador junto a ella, tras un preludio instrumental, más recuerdos desordenados, la niñez, la vida, la muerte…, saca un libro de la mesilla ¿es Infantes?... no, finalmente el sueño la vence…, el narrador recita su último poema “el vidrio roto del pájaro: la crisálida huera de la flor” que concluye “viene de lo solo, de la nada, del vacío”, siendo acompañado fúnebremente casi una procesión, hasta la nada del silencio absoluto, el sueño eterno de Olvido… 



En toda la obra se puede percibir una íntima unión entre música y texto, uniendo ambos lenguajes, muy distintos entre sí, en una percepción basada en el trabajo de la música a través de los iconos y del lenguaje que trabaja detalladamente los símbolos, sincretizando ambos y posibilitando una gran diversidad y variedad semiótica que nos recuerda desde el Pierrot lunaire de Schoenberg a Un re in escolto de Berio, pasando por La historia de un soldado de Stravinsky, La voix humaine de Poulenc o Words and Music de Feldman. La mujer de la sombrilla lejos de ser una ópera más trata, por su tema y sus características musicales y escénicas, de abrirse paso en el difícil mundo del panorama operístico actual, ya que la suma de todos sus elementos es mayor que la suma que cada agente es capaz de crear independientemente, en una suerte de sinergia dramático-musical, por lo que su valor estético se rentabilizará sobradamente a la hora de su inclusión en cualquier temporada de ópera, ciclo, festival o de manera extraordinaria, ya que las redes de simbiosis resultantes de todos su agentes, se alían de manera corporativa produciendo una fecundidad que se retroalimenta en cada compás de la obra, donde destaca por encima de todos los elementos el timbre, -como no podía ser de otra manera siendo su compositor Cruz-Guevara-, tratado de una manera meticulosa desde las posibilidades de la voz, el propio cuerpo humano, hasta los sonidos más sutiles y ocultos de los instrumentos, tallados como piedras preciosas, llevándolos en ocasiones hasta sus propios límites, donde la morfología sonora es llevada al extremo hasta la extenuación.

© Claudio Cascales 

 Catedrático de Música,  
Profesor Superior de Percusión,  Licenciado en Historia y Ciencias de la Música.

miércoles, 26 de octubre de 2011

PATRIMONIO MUSICAL DE LA REGION DE MURCIA





UNIDAD DIDÁCTICA 4
2º E.S.O.

PATRIMONIO MUSICAL
DE LA
REGIÓN DE MURCIA
© Claudio Cascales


1. EL FOLKLORE DE LA REGIÓN DE MURCIA

 1.1 Introducción

Existe en la Región de Murcia una gran variedad y riqueza  folklórica, de la que surgen cantos y bailes de origen antiquísimo, de un valor único y extraordinario debido fundamentalmente, a la a) gran herencia cultural que han dejado a lo largo de la historia todos los pueblos que han pasado por el sureste español –íberos, fenicios, griegos, cartagineses, romanos, visigodos, árabes, judíos…-, y al mismo tiempo, b) las fuertes influencias -andaluzas, manchegas y valencianas,- aun así, podemos asegurar que Murcia tiene su propia y definida personalidad, en cuanto a folklore musical se refiere.

 

1.2 Música Vocal (canciones)

 

PROFANAS

Los Cantos de Laboreo tienen una gran importancia por su relación con el trabajo que ejecutan los campesinos o “güertanos” en cada una de sus labores específicas, generalmente ser sector primario y secundario (Cantar “der “Labraor”, Cantos de Trilla). Se caracterizan por ser cantadas sin acompañamiento.

 

Las Canciones de Cuna o Nanas, de tradición sefardí, son cantadas por mujeres al recién nacido, estando sus letras dirigidas al niño para que este se duerma. Su ritmo es libre (sin compasear), sin acompañamiento.

 

La Canción Infantil, proviene por lo general de antiguos romances sefardíes, siendo en la actualidad muchas tomadas del territorio castellano, rimas, burlas, adivinanzas, suertes, juegos, dichos o refranes son las más comunes.

 

Los Cantes de Levante (o Cantes de las Minas): Cartageneras, Mineras, Murcianas, Levanticas; vienen generalmente del fandango, son cantes modales libres sin compás, con “toque” de guitarra. Entre los “cantaores” más conocidos de los cantes de levante podemos nombrar a Antonio Piñana (1913-1989) y Pencho Cros (1925-2007).

 

El Trovo es una manifestación de poesía popular improvisada muy extendida en la Región murciana. El trovo fue inventado por José María Marín. Entre los troveros más importantes podemos destacar al santomerano el “Tío” David Castejón (1892-1979), conocido como patriarca del trovo, al “Tío” Juan Rita (1912-2020), quién en 2018, a sus 106 años recibió la Medalla de Oro de la Región de Murcia, a el “Patiñero” (Patiño) y Pedro Cardoso (Sangonera la verde).


RELIGIOSAS Y PARALITÚRGICAS


La manifestación vocal religiosa más importante de toda la Región murciana son los Auroros con sus cantos por excelencia: Las Salves. Las salves de textura polifónica, son cantadas por un coro de hombres, con el único acompañamiento una campana, la cual rompe la monótona sonoridad de las voces. En 2012 fueron declarados Bien de Interés Cultural Inmaterial de la Región de Murcia.

 

En Santomera hubo dos importantes “Campanas” (o “Cuadrillas”, tal y como se las denominaba), una en el propio pueblo y la otra en el Siscar. Juntas obtuvieron en 1956 un meritorio sexto puesto en el Primer Gran Certamen de Campanas de Auroros, organizado en su día por la extinta Radio Juventud. Actualmente son las más conocidas las del Rosario y del Carmen de Rincón de Seca y la de Santa Cruz entre otras.

 

Los Aguilandos, también conocidas como: “Animeras” o “Pascuas”, se caracterizan por las improvisaciones de los Guiones (Troveros) de las cuadrillas, quienes repentizan sobre los más variados temas, donde no faltan las referencias a la Virgen, al Niño, a las autoridades o repasando los temas de actualidad, sin faltar los temas cotidianos y alusiones “picantes”.

 

Los Mayos es una antiquísima tradición pagana muy extendida en todo el mundo, donde se cantan la noche de 30 de abril para celebrar la llegada de la primavera. Posteriormente se convertirán en culto a la Virgen recibiendo el nombre de Las Cruces de Mayo.

 

1.3            Bailes y Danzas.

 

En la Región de Murcia encontramos, sin duda alguna, más variedad en sus BAILES Y DANZAS CANTADAS. Estas son: La Parranda es el baile más típico de estas tierras. Se derivan de las seguidillas con un ritmo muy vivo y de mucha animación para el movimiento. Es en la Sierra de Segura y en el Noreste donde tiene mayor arraigo.

 

La Seguidilla, venida desde los campos de Albacete, aporta gran variedad de estilos en la Región de Murcia. Tenemos como ejemplos las seguidillas de Abanilla y las Seguidillas del jo y ja. Las Malagueñas murcianas, aunque se distinguen de las que se bailan en Andalucía, presentan grandes afinidades con ellas, siendo un baile reposado. Emparentado con la malagueña, el Fandango es un baile traído a nuestra Región por las cuadrillas de segadores de Andalucía.


El Zángano es un baile popular murciano del siglo XVIII, el cual presenta cierta similitud con la malagueña y la jota.


La Jota toma en tierras murcianas su propio matiz y sabor. Parece, eso sí muy influenciada por aquellas de corte aragonés y con los cantes de la vecina Andalucía. Hay jotas extendidas por toda la Región: Huerta de Murcia, Lorca, Águilas, Totana, Cieza, Abanilla o Santomera.

 

Dentro de los BAILES INSTRUMENTALES encontramos los llamados “Bailes agarraos” o “De salón”, como Valses, Mazurcas, Polkas, Pasodobles, etc.

 

1.4 Música Instrumental.

 

Así mismo también encontramos música instrumental con grandes influencias de la marcha y de los bailes de salón. Entre ellas destacamos: las Marchas de Pascua de Aledo, Sones, Huesos y Zarangotines de la zona de Caravaca y Barranda y Pasacalles en Puerto Lumbreras.

 

1.5 Organología y Agrupaciones instrumentales.

 

Los instrumentos de nuestra Región se caracterizan por su brillante timbre en consonancia con nuestros cantos y bailes, propia de una idiosincrasia alegre y colorista.

 

a) Idiófonos. Las Postizas, los Platillos, la Castañeta, el Cántaro, el Raspador, las Campanillas y Colleron de cascabeles, la Carrasquilla y la Campana de Auroros.

 

b) Membranófonos. La Pandereta y el Pandero de piel de gato. Los tambores, de elaboración artesanal, son parte esencial en la Semana Santa de Mula y Moratalla con sus famosas Tamboradas, con sus Pánganas, consistentes en la “lucha” de dos tamboristas por demostrar quien aguanta más o quien toca mejor. También son característicos de estas fiestas religiosas los Tambores velados en Murcia capital.

 

c) Cordófonos. La Guitarra, el Guitarro, el Laúd, la Bandurria, el Violín, pero sin duda el instrumento más curioso de la Región de Murcia, es la Calabaza seca, hueca y alargada.

 

d) Aerófonos. Los instrumentos de este tipo no se dan mucho en nuestra Región, si bien destaca la Charamita (dulzaina), de doble lengüeta, -asociada a un tambor- y conocida especialmente en Caravaca, Bullas y Blanca como “El Tío de la pita”, siendo el más popular instrumentista el músico de Beniel, Antonio Morales Pallarés “El Nene”; el Clarinete y la Flauta travesera, los cuales se han hecho un hueco en muchas de las cuadrillas de la Región. También existe en la Región murciana un instrumento típico de metal, se trata de la Bocina de la Semana Santa murciana, las cuales las podemos encontrar en la procesión de los “Salzillos” todos los Viernes Santos, junto a los Tambores velados. La Caracola era un instrumento de comunicación que se utilizaba tanto para anunciar riadas como para otras actividades de tipo festivo.

Las Agrupaciones musicales en la Región de Murcia son: Las Rondallas también denominadas Parrandas, van generalmente asociadas a los coros y danzas (asociaciones dedicadas a la conservación y rescate del folklore murciano –conocidas, en muchas ocasiones como Peñas “güertanas”-). También destacan en nuestra Región, cada día con más fuerza la Cuadrilla. La cuadrilla consta de diez a quince músicos (guitarras,  laúd, etc., violín, clarinete e instrumentos de percusión), y un Trovero o Guion del aguilando. Las más afamadas son La cuadrilla de Aledo (con su guion, el Tio Juan Rita), la de Patiño, la de Puerto Lumbreras o la de Zarzadilla de Totana.


2 LA MÚSICA CLÁSICA EN LA REGIÓN DE MURCIA

 

La relación de la música clásica con la Región de Murcia se remonta a finales de la Edad Media, concretamente al siglo XIII con las Cantigas de Alfonso X el Sabio, donde las referencias a Murcia y sus alrededores son muchas, destacando sobre todas la Cantiga nº 169 (A que por nos), dedicada a la Virgen de la Arrixaca. De género paralitúrgico, en ellas podemos observar a través de sus miniaturas tanto la organología de la época, como la pacífica convivencia que en aquellos tiempos tenían en nuestra Región cristianos, musulmanes y judíos. Las Cantigas Nos 299 y 339 se refieren a Cartagena, así como otras dedicas a personajes ilustres de la época.

 

Ya en el Renacimiento podemos encontrar al compositor cartagenero Sebastián Raval (1550-1604), quién fue maestro de capilla de la Capilla Virreinal de Palermo y, aunque su obra está aún por estudiar, es autor de obras polifónicas religiosas, madrigales profanos y ricercares instrumentales.

 

Tendría que esperar nuestra Región al siglo XVIII para volver a tener un compositor de prestigio, se trató de Juan Oliver y Astorga (1733-1830), natural de Yecla, quién fue también un afamado virtuoso del violín, desarrollando su carrera en Nápoles, Alemania, Inglaterra y España. Está reconocido como el mejor compositor español del Pre-clasicismo.

 

En pleno Romanticismo la nómina de compositores murcianos crece, teniendo todos ellos una predilección por la música de salón instrumental y teatral. Entre podemos destacar a Acisclo Díaz (1837-1887), Antonio López Almagro (1839-1904), y el barítono Mariano Padilla y Ramos (1836-1906), pero sobre todos destaca la gran figura murciana del momento y quizás de todos los tiempos: Manuel Fernández Caballero (1835-1906), compositor de zarzuelas como El dúo de La africana (1893) y Gigantes y Cabezudos (1899).

 

Sin duda el compositor y musicólogo Mariano Soriano Fuertes (1817-1880), nacido en la capital es un imprescindible, si se quiere entender el origen de la zarzuela en nuestro país -Jeroma la castañera (1842), El tío Caniyitas (1849)-, fundador de la revista La Iberia musical y autor de Historia de la música española desde la llegada de los fenicios hasta el año de 1850 (1855), considerado el primer libro publicado sobre la historia de la música en España.

 

Otros compositores que vivieron entre finales del siglo XIX y principios del XX fueron: Ángel Mirete Sanz (1832-1888), Julián Calvo García (1835- 1898), organista de la catedral de Murcia y pionero recopilador del folklore murciano, Fernando Verdú Sánchez (1845-1919), Mariano García López (1835-1906), Adolfo Gascón Leante (1852-1937), el cartagenero Manuel Manrique de Lara (1863-1929), el murciano Pedro Muñoz Pedrera (1864-1925), Marcos Ortíz Martínez (1866-1950), y Miguel Marín (1867-1929), ambos nacidos en Totana, José Verdú (1878-1950), Emilio Ramírez (1878-1956), autor de zarzuelas, piezas sinfónicas y del Himno a Murcia (1922) -con letra del poeta y periodista Pedro Jara Carrillo (1876-1927)- [himno no oficial]-, José Yuste Costa (1873-1935), y David Templado Tornero (1881-1944), nacido en Abarán.

 

Hemos de reseñar aquí, en el segundo cuarto del siglo XX, a un grupo instrumental murciano, famoso en su tiempo en todo el mundo, obteniendo un éxito sin precedentes en París y toda América incluidos los Estados Unidos. Se trató del Cuarteto Aguilar, agrupación de cámara poco común, ya que se componía de laúdes y todos sus componentes eran hermanos -Ezequiel, José, Elisa y Francisco-.

 

En pleno siglo XX, los compositores murcianos apenas se mueven de nuestra Región, teniendo reconocimientos esporádicos fuera de ella, practicando todos ellos un nacionalismo regionalista. Entre ellos encontramos al lorquino Bartolomé Pérez Casas (1873-1956), una de las figuras más relevantes dentro del panorama musical español de mediados del siglo XX, donde despuntó como catedrático de armonía del Conservatorio Superior de Música de Madrid, brillante director de orquesta: fue el primer director de la Orquesta Nacional de España y espléndido compositor: autor del arreglo del Himno Nacional de España, que estuvo en vigor hasta 1997, destacando su conocida suite orquestal A mi tierra (1905).

 

Mención aparte merece la utilización de música y referentes murcianos por parte de diversos compositores no nacidos en nuestra Región, como Manuel de Falla (1876-1946), en sus Siete canciones populares españolas (1914), en las cuales utiliza tres tonadas populares murcianas: El paño moruno, Seguidilla murciana y Nana. Joaquín Nin (1879-1949) Vingt chants populaires espagnols (1923): Tonada del Conde Sol y Paño murciano, luego adaptadas para violín y piano y violonchello y piano, así como una de las Tres piezas para cuarteto de laúdes (1928): De Murcie, dedicadas al Cuarteto Aguilar. Y Joaquín Turina (1882-1949), quién escribió dos piezas para piano En los jardines de Murcia (Cuentos de España, 1918), y La Murciana Guapa (Mujeres españolas, 1933).

 

De la misma forma, Enrique Granados (1867-1916), con su ópera de ambiente murciano María del Carmen (1898), y Federico Chueca (1846-1908), y Francisco Alonso (1887-1948), con sendas zarzuelas como La alegría de la huerta (1900), y La Parranda (1928), siendo Antonio Álvarez Alonso (1867-1902), quién compuso en Cartagena el emblemático pasodoble Suspiros de España (1902).

 

Otro compositor a destacar sería Julián Santos (1908-1983), nacido en Jumilla, cuyo legado musical cuenta con más de cuatrocientas obras que incluyen: piezas sacras, marchas militares, operetas, pasodobles y, sobre todo, zarzuelas.

Ya en la segunda mitad del siglo, sin duda el músico murciano de más prestigio, a nivel incluso mundial, fue el concertista de guitarra Narciso Yepes (1927-1997), su reconocimiento vino por su introducción de novedosas técnicas interpretativas, con su guitarra de diez cuerdas, con las que superó muchas de las limitaciones técnicas del modelo tradicional especialmente para las transcripciones de música renacentista y barroca, haciéndose mundialmente famoso por su versión del llamado Romance anónimo, que René Clément incluyó en su película de 1952 Jeux interdits.

 

En menor medida podemos reseñar también al tenor nacido en Murcia Ginés Torrano (1929-2015), quién tras sus primeros pasos en el Orfeón Fernández Caballero y diversas actuaciones de solista en el Teatro Romea, se trasladó primero a Madrid y después a Milán, teniendo notables actuaciones dentro del repertorio operístico y de zarzuela. Finalmente realizó una extensa labor pedagógica como catedrático de canto, primero en el Conservatorio Superior de Música de Málaga y posteriormente en el de Murcia.

 

Otros compositores murcianos que podemos destacar son José Agüera (1893-1960), José Salas Alcaraz (1897-1974), Mario Medina (1908-2008), Manuel Massotti Littel (1915-1999), autor del famoso pasodoble Coplas murcianas, César Cánovas (1915-2010), el nacido en Orihuela Antón Roch (1916-1987), José Gómez Villa (1924-2001), Manuel Díaz Cano (1926-2007), al tiempo que fue un reconocido concertista de guitarra y después profesor, Antonio Salas Ortíz (1922-2006), Benito Lauret (1929-2005), Manuel Moreno Buendía (n. 1932), José Luis López García (n. 1933), Sebastián Sánchez Cañas (n. 1944), Emilio Molina (n. 1951), Miguel Franco y Salvador Martínez (ambos nacidos en 1962) o los compositores de bandas sonoras para películas Gregorio García Segura (1929-2003) o Roque Baños (n. 1968), ganador de ocho Premios Goya.

 

Siendo el compositor santomerano más importante hasta la fecha Ginés Abellán Alcaraz (n. 1942), quién tiene en su catálogo una gran cantidad de obras y métodos didácticos, así mismo es el autor de la música del Himno a Santomera (1965, haciéndose oficial en 1987), con letra de Antonio Prior García. En 1968 fundó Cuarteto de saxofones del Conservatorio de Murcia, primer cuarteto creado en España de estas características, en el que entre otros eran miembros, él mismo (saxofón soprano), otro santomerano, Manuel Montesinos Calderón (saxofón alto).

 

El patrimonio musical de la Región de Murcia no quedaría completo sino señaláramos, si quiera brevemente, los órganos repartidos por toda nuestra geografía, que son muchos y de mucha calidad, como el de la misma Catedral de Murcia (un Merklin-Schütze, de 1876), el de la iglesia de San Sebastián de Ricote (1743), el de la iglesia del de la Caridad de Cartagena (1845), entre otros. En Santomera contamos, en la parroquia de Nuestra Señora del Rosario, con un órgano datado del año 1926, recientemente restaurado en 2017.

 

3 EDUCACIÓN MUSICAL, ESPACIOS, FESTIVALES Y AGRUPACIONES DE LA REGIÓN DE MURCIA     

 

Hay en la Región de Murcia una amplia oferta musical educativa, desde todo tipo de escuelas y academias, tanto privadas como gestionadas por ayuntamientos y asociaciones músico-culturales, a conservatorios profesionales dependientes de la CARM: Murcia, Cartagena y Lorca; como municipales: los de Caravaca de la Cruz, Cieza, Jumilla, Molina de Segura y San Javier. Por su parte las enseñanzas superiores se concentran en el Conservatorio Superior de Música de Murcia Manuel Massotti Littel -desde 1918-, siendo en 1972 cuando obtuvo la categoría de superior.

 

Sin lugar a dudas el Auditorio y Centro de Congresos Víctor Villegas (1995), en la capital, es el espacio más destacado de nuestra Región, tanto por la cantidad como por la calidad de sus eventos concertísticos. Por él han pasado en los últimos veinte años los intérpretes más destacados del panorama nacional e internacional. En Cartagena más recientemente se ha inaugurado el Palacio y Centro de Congresos El Batel.

 

Le siguen una red de teatros en donde se programan los más diversos espectáculos, entre los cuales la música es uno de sus principales reclamos, como el Teatro Romea y Teatro Circo (Murcia), el Nuevo Teatro Circo (Cartagena), el Teatro Guerra (Lorca), etc. También contamos con otros espacios relacionados con la interpretación musical, como el Centro Párraga, el Museo Ramón Gaya o el Centro Cultural Los Molinos del Río (Murcia). Para eventos y conciertos multitudinarios se suelen utilizar plazas de toros, calles, plazas y parques, estadios y pabellones deportivos y diversos espacios abiertos convenientemente acondicionados y adaptados para ello. No podemos dejar de señalar algunas salas de conciertos como Gamma, REM, Garaje Beat Club o bares con una dilata historia relacionados con el jazz como La Puerta Falsa (en Murcia capital).


En Santomera contamos con numerosos espacios en los que se puede asistir a conciertos de diversa calidad, géneros musicales y aforo como son: el Auditorio Municipal Ginés Abellán y el Salón de Actos Municipal, Teatro del Siscar, la Iglesia Parroquial, Casa Grande y otros espacios al aire libre que se adaptan en infraestructuras para su normal (y legal) desarrollo.

 

En un lugar muy destacado ha de estar dentro de nuestro patrimonio musical, el Museo de la Música étnica de la pedanía caravaqueña de Barranda, en el cual se encuentra la colección de instrumentos tradicionales de ciento cuarenta y cinco países, de los cinco continentes, propiedad del etnomusicólogo y organólogo Carlos Blanco Fadol, destacando todos ellos por su exotismo, autenticidad y espectacularidad, haciendo de este espacio uno de los museos relacionados con el hecho musical más importantes de España.

Así mismo, existen en nuestra Región un gran elenco de Festivales dedicados a diversos estilos de música, de los cuales podemos presumir que son de los más importantes de España, en incluso alguno de ellos del mundo. De entre ellos podemos destacar los siguientes:

NOMBRE

GÉNERO

LOCALIDAD

 

MES

Festival Internacional de Orquestas de Jóvenes

Clásica (1982-2011)

Murcia

Marzo-Abril

WAR UP

Electrónica, alternativa e indie

Murcia

Mayo

La Mar de músicas

 

Música étnica

Cartagena

Julio-Agosto

Festival de las Tres Culturas

 

Música cristiana, judía y musulmana

Murcia

Mayo

Festival de teatro, música y danza

 

Clásica, Jazz, Rock, Pop, etc.

San Javier

Julio-Agosto

Festival de Jazz de San Javier

 

Jazz

San Javier

Julio

Festival Internacional del Cante de las Minas

 

Flamenco

La Unión

Agosto

La Fiesta de las cuadrillas

 

Música folklórica

Barranda

Enero

Entre las agrupaciones destaca sobre todas la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia (OSRM), heredera de la antigua Orquesta Sinfónica de Murcia, que se fundó allá por el año 1934 y varias orquestas con menos medios pero con gran entusiasmo, como las ubicadas en Murcia, Cartagena, Jumilla o Caravaca, siempre asociadas a entidades educativas (escuelas, conservatorios o universidades), o sociedades musicales y/o culturales. Al tiempo que existen números grupos de cámara con desigual trayectoria y carrera, a veces efímera. También contamos en nuestra Región con la Orquesta de Jóvenes de la Región de Murcia (OJRM), creada en 1981, siendo por tanto la primera orquesta de jóvenes creada en España.

 

Un vez más y al amparo de sociedades culturales, hemos de señalar las numerosas bandas de música de nuestra Región, algunas de ellas de una gran calidad y repercusión incluso nacional. Prácticamente en cada ciudad, pueblo o pedanía, a lo largo de la Región de Murcia (con 36 agrupaciones asociadas a la Federación de Bandas de Música de Murcia), cuenta con una banda de música entre las que podemos destacar las de las pedanías de la capital: Beniaján, Cabezo de Torres y Guadalupe.

En Santomera tenemos constancia de tener banda de música desde 1880 aproximadamente, tras diferentes altibajos, ya en 1978 se fundó la Nueva Unión Musical, por iniciativa de Carmelo Molina López “El Farol”, siendo en la actualidad la Banda juvenil de la Asociación Músico-Cultural Euterpe (fundada en 1996), la que está realizando una meritoria labor en pro de la difusión del arte de la música entre los vecinos de nuestro pueblo.

 

Así mismo nuestra Región cuenta con una amplia historia de masas corales, abanderada por el Orfeón Fernández Caballero, desde 1933, contribuyendo de la misma manera otros creados más recientemente como la Coral Universitaria de Murcia, Coral Discantus, etc., en la capital, la Masa Coral Tomás Luis de Victoria de Cartagena, fundada en 1945, la Coral Bartolomé Pérez Casas en Lorca o la Coral Municipal Hims Mola o la Coral Kodaly de Molina de Segura.

 

4 WEBS MUSICALES DE INTERÉS DE LA REGIÓN DE MURCIA

 

www.regmurcia.com (Región de Murcia digital)

www.lafiestadelascuadrillas.com (Encuentro de cuadrillas de Barranda)

www.auroros.eu (Auroros de Murcia)

www.etnomurcia.com (Folklore murciano)

www.cantedelasminas.com (Festival del cante de las minas)

www.museomusicabarranda.com (Museo de la música étnica de Barranda)

www.csmmurcia.com (Conservatorio Superior de Música de Murcia)

www.auditoriomurcia.org (Auditorio de la Región de Murcia)

www.sinfonicaregiondemurcia.com (Orquesta Sinfónica de Murcia)

www.orfeonmurciano.org (Orfeón Fernández Caballero)

www.coraldiscantus.es (Coral Discantus)

www.murcia.es/murciatresculturas (Festival de las tres culturas)

www.um.es/fioj (Festival internacional de orquestas de jóvenes)

www.febandasrmurcia.com (Federación de bandas de música de Murcia)

www.euterpe.es (Asociación Músico-cultural Euterpe de Santomera)

www.jazz.sanjavier.es (Festival de jazz de San Javier)

martes, 14 de junio de 2011

EL FLAMENCO EN LA MÚSICA CLÁSICA

Claudio Cascales

Con el Romanticismo musical se pone de moda, entre otros temas, el interés por lo popular y lo exótico. En este contexto España se pone de moda y, muy especialmente Andalucía, que se convierte en foco de atención para viajeros en general (literatos, pintores, etc…), muchos de ellos músicos que hace que se interesen por este tipo de sonoridades novedosas, para ellos en aquel entonces.

Hemos de resaltar que este fenómeno, no es totalmente nuevo, ya que en pleno siglo XVIII, ya Domenico Scarlatti quedó fascinado y utilizó giros rítmicos y el modo frígio de la música popular andaluza, lo cual podemos cotejar a modo de ejemplo con la Sonata K.492 en ReM. Aires de danza española como el fandango podemos encontrar de la misma forma en el ballet Don Juan de Gluck o en la ópera Las Bodas de Fígaro de Mozart.

Por su parte Bocherini llegó a dominar las formas de la música española como el fandango y otros ritmos, llegando a componer diferentes piezas para guitarra en las que se pueden observar concesiones a la forma de tocar popular como en su Quinteto con guitarra nº 4 G. 448. Por último, en el ocaso del siglo XVIII, el Padre Soler escribió con aire de bulerías su Sonata en Do#m y su famoso Fandango en Rem, obra maestra del género solista para clave.

Pero como adelantábamos, es en el siglo XIX donde se produce, junto a la eclosión del nacionalismo musical, el definitivo interés por la utilización de la música andaluza como elemento novedoso y exótico esencial para recrear el ambiente español. Dos fueron los países que más aportaciones hicieron al repertorio de la música clásica al respecto, Francia y Rusia.

Debussy fue seguramente el músico que asimiló con mayor hondura y autenticidad el espíritu de la música popular andaluza y de la guitarra flamenca, por la que sintió veneración. Entre sus obras más interesantes con influencia flamenca encontramos sus obras orquestales Iberia de las Images, La puerta del vino (una postal que Falla le envió desde Granada), del libro II de sus Preludios o Une soirée en Grenade.

Por su parte Ravel fue otro de los músicos franceses que mejor y más utilizó la referencia musical española (no en vano su madre era de origen español). Entre sus obras podemos citar Alborada del gracioso, La hora española, Rapsodia española, etc…. Otros fueron Chabrier (España), Lalo (Sinfonía española para violín y orquesta) y Bizet con su célebre ópera ambientada en Sevilla Carmen.

Glinka, el “alma Mater” del Grupo de los cinco, quién pasó casi tres años en España entre 1845-47 (Granada, Córdoba y Sevilla), compuso como resultado de sus vivencias en nuestro país, especialmente de la forma de tocar de “El Murciano” al que transcribió, tan pronto como llegó a Rusia, obras como Jota aragonesa y Recuerdos de una Noche de verano en Madrid.

Balákirev tiene melodías flamencas en su Obertura. Rimsky-Korsakov homenajeo a la música española en su Capricho Español, siendo las melodías extraídas de la colección de José Inzenga Ecos de España y Tchaikovsky se acercó a la música española en la Danza española del Lago de los cisnes.

Pero sin duda la mejor aportación, como no podía ser de otra manera, la realizaron los propios compositores españoles adscritos al movimiento nacionalista, a finales del siglo XIX y principios del XX, gracias a la inestimable labor recopilatoria y difusora de Felipe Pedrell.

De entre todos los compositores merece, sin lugar a dudas, un capitulo a parte Manuel de Falla, quién fue el compositor de mayor calidad y repercusión en el panorama europeo. Falla trabaja con material andaluz y flamenco, con referencias, tanto directas como indirectas en obras como La vida breve, Andaluza de las Cuatro piezas españolas, Seguidilla, de las Tres melodías, Serenata andaluza, el Polo, el Paño moruno y la Nana de las Siete canciones españolas, el Amor brujo, El sombrero de tres picos, Noches en los jardines de España, o la Fantasía bética. Falla asimila el lenguaje y el espíritu del flamenco y la música andaluza para darle una dimensión universal.

Albéniz fue otro compositor magistral que trabajo el mundo sonoro del flamenco, especialmente en la música para piano. Su suite Iberia contiene una joya tras otra, de la asunción de referencia folklórica en la sonoridad de un piano clásico, movimientos como El puerto, Triana, Albaicín y Venta Eritaña del primer, segundo, tercero y cuarto libro respectivamente, contienen una recreación magistral de ritmos, armonías y giros extraídos de seguiriyas, bulerías, malagueñas, sevillanas, etc… Otras obras en la misma línea son la Rapsodia española y Suite española.

Otros compositores, sin pretender de ser exhaustivos, que han utilizado de manera especial el flamenco han sido Francisco Tárrega en Recuerdos de la Alhambra, Dionisio Aguado en Fandango con variaciones, Enrique Granados en 12 Danzas españolas y Goyescas, Pablo Sarasate en Romanza andaluza, Vito y Habanera y Zapateado, Jesús de Monesterio en la Fantasía española, Joaquín Turina en las Danzas fantásticas op.22, Danzas gitanas, La oración del torero, Sevilla op. 2 para piano, Sinfonía Sevillana op.23 para orquesta y Sevillana op. 29 para guitarra, así como en el Cuarteto n º 1 en Rem op.4 “de la Guitarra”.

La música escénica, tanto la Zarzuela Grande como el Género Chico entre siglos, fue un caldo de cultivo esencial para la utilización de la música folklórica española en general y la música andaluza y el flamenco en particular, gracias a su carácter típicamente español, ya que ambas reciben la influencia del canto y de la danza populares para luego hace retornar al pueblo, todo un tesoro de melodías y de ritmos, que este acepta como suyos y los asimila sin dificultades.

Ritmos del flamenco, fandangos, malagueñas, tangos, bulerías, etc… escalas y cadencias basadas en el modo flamenco, giros de estilos, temas, argumentos, etc… son una constante en la escena española hasta su declive y posterior desaparición a comienzos del siglo XX.

Entre muchos podemos destacar compositores y obras como Joaquín Gaztambide con Los Magyares, Barbieri con Pan y toros, Manuel Fernández Caballero con El dúo de la africana y El cabo primero, Tomás Bretón con La Verbena de la Paloma, Ruperto Chapí con La Revoltosa, Federico Chueca con Agua, azucarillos y aguardiente, Gerónimo Jiménez con El baile de Luis Alonso, Amadeo Vives con Doña Francisquita, José Serrano con Alma de Dios, etc…

Entre los compositores de la Generación del 27 que se acercaron al flamenco, podemos citar a los siguientes y sus obras: Roberto Gherhart en su ballet Alegrías, Rodolfo Halffter en su canciones sobre los poemas de Marinero en tierra, Salvador Bacarisse en su Concertino para guitarra y orquesta y ya después de la Guerra Civil a Joaquín Rodrigo con su Concierto de Aranjuez y Carlos Suriñach con su Ritmo jondo.

Dentro de la llamada Generación del 51 son pocos los que hacen referencias explícitas al flamenco, podríamos destacar a Cristóbal Halffter en Debla para flauta sola, Leonardo Balada en su ópera Cristóbal Colón y sin duda el compositor español que más ha trabajado con el flamenco, con especial atención sobre el ritmo y el cante jondo, Joan Guinjoan en obras como Jondo para piano, Flamenco para dos pianos y Homenaje a Carmen Amaya para seis percusionistas.

Más actuales podríamos señalar otros compositores que, ya dentro del modernismo y la interculturalidad, no solo se basan en el flamenco como base para componer nuevas obras sino que además de él, utilizan cualquier otro recurso musical que esté a su disposición. Entre ellos destacamos a Joan Albert Amargós en su ballet Los Tarantos, Roberto Sierra con Fandangos, Rafael Díaz con Concierto flamenco para guitarra y orquesta, Mauricio Sotelo con De oscura llama para cantaor y grupo instrumental, José María Sánchez Verdú con Maqbara para orquesta o Juan Cruz-Guevara con Nawá para marimba sola.

MÚSICA Y ARTE ABSTRACTO

MÚSICA Y ARTE ABSTRACTO
© Claudio Cascales 

La música, como cualquier otra disciplina, no se desarrolla de manera aislada sino interrelacionada con el estadio en que en cada momento de la historia se encuentra. Así, la música es como es, dependiendo de diversos campos, tanto artísticos, como políticos, económicos, científicos, sociológicos, de pensamiento, etc. En resumen los fenómenos musicales a través de la historia se relacionan con los sucesos culturales en general, llegando a determinarlos en muchos casos. De todos ellos, la relación y la influencia de la música con las bellas artes -o artes plásticas- en general, quizá haya sido gracias a, entre otros, el teórico del arte Heinrich Wölfflin (1864-1945), una de las más repetidas a lo largo de la historia de la música. 

A comienzos del siglo XX la música y las artes plásticas compartieron estética y conceptos influenciados por la situación mundial política, económica y social, que provocó una crisis artística que derivó en los movimientos de vanguardia, que buscaban renovar, experimentar y/o distorsionar el decimonónico sistema de representación artístico, tanto musical (con el agotamiento de la tonalidad), como figurativo (en beneficio de la independencia de referencias visuales de la vida real). Conceptualmente el arte abstracto rechaza la copia yo la imitación de todo modelo. Se entiende por arte abstracto aquel que prescinde de toda figuración (espacio real, objetos, paisajes, figuras, seres animados, etc.), rechazando toda referencia a algo concreto, proponiendo una nueva realidad premeditadamente distinta a la natural. 

Durante la primera mitad del siglo XX, la relación entre música y arte abstracto en particular, y la relación entre la música y la pintura en general, se comienza a atisbar en el Impresionismo parisino y su capacidad para evocar atmósferas envolventes, a través de la vuelta a la naturaleza y el arte contemplativo en general, para buscar en ella lo momentáneo, la luz, el color, las escenas campestres, etc., a través de la emancipación del acorde y la disonancia en función de su color y su timbre, el movimiento paralelo , el empleo de los modos y escalas exóticas, la melodía fraccionaria y la sutileza tímbrica, utilizada en razón del color dentro de una concepción formal clara, características estas inmanentes a buena parte de la obra de Claude Debussy (1861-1918) y parcialmente en otros compositores como Maurice Ravel (1875-1937), Frederick Delius (1862-1934) o Paul Dukas (1865-1935), entre otros. 

Tras el impresionismo, surgen una serie de movimientos pictóricos y escultóricos, sobre todo, que se interrelacionan en base a una revolución rítmica, quasi primitiva, tímbrica y formal, no tanto buscando lo abstracto y sí en mayor medida la penetración espacial a través del Cubismo de Pablo Picasso (1881-1973), Georges Braque (1882-1963) y Juan Gris (1887-1927), cuya correspondencia musical no cabe duda que se puede observar principalmente en la aportación de Igor Stravinsky (1882-1971) y en Maurice Ravel, Béla Bártok (1881-1945) y Sergei Prokofiev (1891-1953), en menor medida. 

El paralelismo ha sido señalado muchas veces pero es más pertinente aún que lo que podría indicar una mera analogía. Stravinsky sigue la misma dirección renunciando a esa evanescencia con su meticuloso trabajo multirrítmico, politónico y percusivo, que tiene mucho que ver con el empleo de las formas de la naturaleza por medio de figuras geométricas (fragmentando líneas y superficies) y la perspectiva múltiple. En ambos casos, tanto en el impresionismo, como en el cubismo, nos encontramos ante una nueva concepción del espacio, pictórico o escultórico en un caso y musical en otro, que nos remite directamente a una distinta consideración del tiempo, lo que en música resulta evidente, afectando directamente más a ritmos y timbres que a la armonía, que a su vez es un elemento más constructivo. 

Tras la Primera Guerra Mundial, en el ámbito germánico el impresionismo fue denominado la Secesión y lo inició, en 1897, Gustav Klimt (1862-1918), junto a otros pintores menos conocidos internacionalmente , y el arquitecto Otto Wagner (1841-1818) quienes representarían lo que vino a denominarse el Jugendsitl, a veces traducido como “modernismo”, todos ellos con un objetivo común: oponerse al arte burgés . Pronto aparecerá el Expresionismo (término acuñado por Wilhelm Worringer, en 1911) sobre todo pictórico, en el área germánica y los países nórdicos, caracterizado representar de manera drástica, por deformación y desgarro la realidad, los sentimientos e ideas que giraban entorno a los acontecimientos de la existencia humana y que se manifestaban en múltiples gestos de neurosis como el miedo, la insatisfacción, la soledad, la protesta, la locura, el suicido, etc., mezclando, al mismo tiempo cubismo, fauvismo y primitivismo, promoviendo una nueva concepción de belleza convulsa, lograda por excitación sensorial e intelectual. 

Varios grupos plásticos se formaron en torno a la estética expresionista, sin duda los más célebres fueron Die Brüke (El Puente) en Dresde, teniendo en sus filas a Ernst Ludwig Kirchner (1880-1938), Erich Heckel (1883-1970) o el noruego Edvard Munch (1863-1944), entre otros, y Der Blaue Reiter (El Jinete Azul), en Munich, fundado por Wassily Kandinsky (1866-1944), Alfred Kubin (1877-1959), Paul Klee (1879-1940) u Oskar Kokoschka (1886-1980) como más artistas más importantes, llegando a establecer relación con el propio Arnold Schoenberg, quién también fue artista plástico, aunque su carrera como compositor eclipsó su talento creativo en su obra como pintor (no en vano llegó a pintar 70 óleos y 160 acuarelas) Schoenberg y Kandinsky se relacionaron bastante en los primeros años del siglo y su correspondencia abarca, por ambas partes, temas de pintura y música sincretizando, en muchos casos, pintura abstracta y atonalismo, influyendo de manera decisiva en la concepción musical de las primeras obras atonales del compositor, marcando el estilo compositivo de las Fünf Orchesterstücke (Cinco piezas para orquesta) op.16 (1909) o el drama Die Glückliche Hand (La mano feliz) op. 18 (1908-1913), piezas que se caracterizan por sus atmósferas febriles y excitantes, por acumulación de disonancias, su ultraexpresión por saturación de cromatismos, acordes por cuartas y segundas, fragmentación de la melodía, su extrema concentración del material musical y la sinestesia y la abstracción sonora, que inevitablemente desembocará en la sistematización dodecafónica.

Pedro Calonge el “Rey de la Marimba”.

  Pedro Calonge el “Rey de la Marimba”. @ClaudioCascales Pedro Calonge. (Fuente: gladyspalmera.com) Si en un artículo anterior rendíamos...