LA BATERÍA EN EL ROCK Y EL POP
Claudio Cascales
Claudio Cascales
Debemos comentar, en un principio, que las fronteras entre el pop y el rock son bastantes imprecisas, incluso es baste habitual utilizar la expresión combinada pop/rock. El término rock, simplificación de rock and roll, comenzó a utilizarse a partir de los años sesenta del siglo pasado, por su parte el término pop apareció en Inglaterra por esas mismas fechas, tendiendo como principal característica el beat, donde destacan fuertemente el bombo en el 1er y 3er tiempo del compás y la caja en el 2º y 4º junto con una pulsación intensa e inflexible de corcheas, en el hit hat cerrado para las estrofas, y el ride en los estribillos y en los solos.
Comparativamente se podría decir que la característica que define al rock es su autenticidad, mucho más creativo y complejo que el pop, en el que destaca su corte eminentemente comercial y esencialmente conservador. Todo ello se refleja en las distintas aportaciones de los baterías que, prácticamente son, en el mundo de la música pop, casi unos desconocidos, llevados por la propia inercia del estilo, con ritmos simples y relegados, en la mayoría de los casos, a un segundo plano en los temas, muy controlados por los productores. Por el contrario, en los baterías del rock, estilo mucho más heterogéneo, divido en multitud de subgéneros (progresivo, psicodélico, hard, etc…), el virtuosismo y la creatividad es muy alta, teniendo tanto protagonismo como cualquier otro instrumento, no relegándose a marcar el ritmo, sino también aportando expresión al conjunto, realizando multitud de break y solos, tanto dentro como fuera de los temas, en los conciertos, donde realizan solos de gran calidad y complejidad rítmica.
El desarrollo de la batería, junto a ese aumento de protagonismo antes citado, por otra parte, también se basa en el aumento progresivo de los set con multitud de elementos: platos, toms, bombos, dobles pedales, etc…, que aumenta, al tiempo, de tamaño proporcionando una gran sonoridad al conjunto, así como así como la consistencia de los holders o herrajes que en buena medida proporcionan las señas de identidad de los distintos instrumentistas.
Todos estos avances, se producen debido al nuevo gran volumen sonoro de los grupos, basados en guitarras eléctricas, con amplificadores de gran potencia y multitud de efectos de sonido (distorsión, wah, flanger, delay, etc…) y los lugares donde se realizan los conciertos, estadios y lugares de grandes dimensiones. Al tiempo que los toms aumentaron número y de tamaño, tanto para una mayor proyección del sonido, como para un mayor impacto visual (donde el colorido también se hace fundamental), se comenzaron a fabricar instrumentos en fibra de vidrio, que sonaban más brillantes. Los parches y baquetas también aumentaron en grosor y peso, para adaptarse también a la nueva sonoridad.
Por último, y antes de comenzar a comentar las aportaciones de los distintos baterías del rock y del pop, hemos de comentar que, la tecnología, por otra parte tan importante para la historia del género, también ha sido fundamental en la batería, con la aparición de pad y baterías electrónicas así como cajas de ritmo (o caja de ritmos), que han sido utilizadas tanto solas, como complementos de las baterías acústicas, formando un instrumento híbrido acústico/electrónico de gran versatilidad.
Los primeros baterías del rock and roll de los años 50 venían del rythm and blues, en la mayoría de los casos, así como del jazz. Sus sets eran, por tanto los básicos de aquella época: bombo, caja, dos toms, hit-hat y dos platos (ride y crash), y su estilo aún se basaba en el ritmo shuffle (swing) característico de la época, ya que la base del rock and roll primitivo era la estructura armónica y rítmica del blues.
El primer batería destacado de las historia del rock and fue Ralph Jones (1921-2000), miembro de The Comets, el grupo de Bill Haley (1925-1981), pioneros del rock and roll. Jones era un batería venido del jazz que caracterizaba su estilo por ser una combinación de los ritmos country, dixieland y rythm and blues. El otro mítico batería de finales de los 50 fue Bill Lynn (1939-2006), de ascendencia colombiana, batería de Elvis Presley (1935-1977), venido del estudio y por tanto con una amplia formación no sólo en el mundo del rock, sino en el mundo de la música popular en general. Otros baterías importantes de la época fueron Ebby Hardy (Chuk Berry), Earl Palmer (Little Richard), Jimmy Van Eaton (Jerry Lee Lewis) y Jerry Alison (Buddy Holly).
Como hemos visto, en los años 50 las figuras del rock and roll eran americanas. Todo cambió a principios de los 60 cuando grupos ingleses como los Shadows comenzaron a mezclar rock and roll y rythm and blues juntos con influencias de la propia música folklórica inglesa apareciendo el llamado estilo beat, que al fin y a la postre daría, por un lado con la música pop y por otro con una diversidad de estilos de música rock mezclados, a su vez con otras tendencias, que dieron lugar a multitud de nuevos géneros como el rock progresivo o sinfónico, rock duro, psicodélico, glam, punk, etc.
El gran cambio se dio a comienzos de los 60 con dos grupos, que partiendo de un mismo germen tomaron trayectorias muy diferentes. Estos grupos fueron The Beatles y The Rolling Stones, grupos que en verdad, sus baterías no destacaron por su virtuosismo, pero sí supieron consolidar el nuevo estilo beat dejando el terreno allanado para la segunda generación de bateristas británicos. Estos baterías fueron Ringo Starr (n. 1940) en The Beatles y Charlie Watts (n. 1941) en The Rolling Stones.
La verdadera gran revolución del instrumento se dará en la segunda mitad de los años 60, con la segunda generación de grupos británicos, donde aparecen los primeros grandes virtuosos de la batería rock, que transforman tanto el papel que hasta entonces se la atribuía al instrumento, como la propia técnica y sus elementos. Sin duda el primer batería que dio el disparo de salida para esta nueva etapa del instrumento fue Keith Moon (1947-1948) de The Who quién ya utilizó un set de varios platillos, 4 toms y dos bombos. Moon se caracterizaba, a parte de su gran potencia, por insertar continuos break a lo largo de las estructuras de los temas. El otro gran batería de esta primera época fue Ginger Baker (n. 1939) batería, entre otros grupos de Cream, pionero en la utilización elaborada de dos bombos, así como del uso de complejas polirrítmias y de los primeros solos en concierto.
A finales de los 60 y comienzos de los 70, los baterías más destacados se encontraban principalmente en los grupos de estilos denominados Rock duro y Rock Sinfónico o Progresivo.
Dentro del rock duro destacan John Bonham (1948-1980), de Leed Zeppelin, Ian Paice (n. 1948) de Deep Purple y Bill Ward (n. 1948) de Black Sabbath. Bonham fue el primero en crear un estilo realmente independiente del jazz, con una poderosa pegada, que marcó estilo, teniendo una decisiva influencia en las generaciones posteriores. Amplió su set con timbales de orquesta, gong e incluso bongós, que utilizó en el sólo de su mítico tema Moby Dick. Paice recogió de la generación anterior una forma de tocar contenida, precisa, un sonido limpio y conciso, añadiéndole velocidad y técnica para crear un estilo único donde sobresale el domino de los rudimentos. Destaca su solo de batería The Mule grabado en el concierto en vivo del álbum Made in Japan. Ward es considerado, junto a Back Sabbath como el inventor del heavy metal, poseyó un directo demoledor, caracterizándose por su tempo moderado e inflexible.
Los baterías que sobresalen en los grupos de rock progresivo o sinfónico de finales de los 60 y principios de los 70 fueron Nick Manson (n. 1945) de Pink Floyd, Phil Collins (1951) de Génesis y Bill Bruford (n. 1949) de Yes y Kim Krimson. Manson posee un sonido muy pulido. Collins destacó por ser el primero en usar toms de concierto (con un solo parche) y Bruford, quién también tocó con Génesis destaca por sus complicadas polirrítmias y la utilización de la batería electrónica. Otros baterías del rock sinfónico fueron Graeme Edge (Moody Blues), Karl Palmer (Emerson, Lake and Palmer), Bob Siebenberg (Supertramp) o Bev Bevan (E.L.O.).
Desde la segunda mitad de los 70 y principios de los 80, los baterías del rock se caracterizan por poseer cada vez más un alto nivel técnico, que les permite alcanzar un nivel virtuosístico muy alto, no exento de musicalidad, aportando a cada uno de los temas grandes dosis de figuraciones y detalles rítmicos que les permiten crear un estilo personal, a lo que contribuirá en buena medida la marca y modelo tanto de baterías como de platos, así como la cantidad de ellos que utilizan en sus sets, casi siempre personalizados, que los distinguen del resto de baterías.
El paradigma de baterías de finales de los 70 y principios de los 80 es Stewart Copeland (n. 1952), batería del grupo de la New wave Police, con una formación musical sólida (no en vano es compositor de varias bandas sonoras), que destacó por su meticuloso trabajo rítmico y tímbrico en cada uno de los temas que tocaba, su sonido agudo y la utilización de platos splash y octobans.
Un vez más, son en la década de los 80, los baterías del rock duro, hard rock o heavy metal, son los que mantienen el instrumento en primera línea de fuego, si exceptuamos quizás a Manu Katché (Sting, Peter Grabiel, Youssou N´Dour). Se estandariza el doble pedal de bombo y se amplían los modelos de platos al tiempo que los sets, en muchos casos se presentan con multitud de toms y platillos, en los que el batería apenas se intuye.
Entre los muchos baterías del rock de los años 80 y 90, aún en activo, podemos destacar, entre otros muchos a Cozzy Powell (Rainbow, Whitesnake), Carmine Appice (Cactus, King Kobra) Alex Van Halen (Van Halen), Scott Travis (Judas Priest), Lars Ulrich (Metallica), Scott Columbus (Manowar) Mike Portnoy (Dream Theater) y Larry Mullen (U2).