Historia del Epitafio de Seikilos
@ClaudioCascales
Un tal Seikilos de Tralles vivió allá por el siglo I d.C. junto a su esposa Euterpe en lo que hoy es Aydin, una próspera población al este de Éfeso, una de las llamadas doce ciudades jónicas, junto al Mar Egeo en la península de Anatolia o Asia Menor (actualmente pertenece a Turquía).
Seikilos, de clase acomodada e importante patrimonio, era una persona culta, teniendo entre sus aficiones las artes, especialmente la música, tan importante para la educación de todo ciudadano en la Grecia de aquel tiempo.
Columna de Seikilos.
Desgraciadamente Euterpe falleció pronto y Seikilos quedó desconsolado, mandando construir una tumba para su joven esposa en la que puso una columna de mármol veteada en gris, de unos 60 cms., con unas inscripciones. Con el paso del tiempo, aquella tumba desapareció cubierta de tierra cayendo en el olvido cientos de años.
En 1883 un escocés llamado William Ramsay, profesor de la universidad de Brístol (Inglaterra), Premio Nobel de química en 1904, apasionado también del mundo antiguo fue quién, durante unas excavaciones arqueológicas, descubrió la tumba en 1883, llamándole especialmente la atención el tipo de escritura con notación alfabética y otros signos.
William Ramsay (1852-1916).
Pronto los
musicólogos determinaron que era una partitura musical. La música escrita
completa (texto, melodía y ritmo), más antigua encontrada hasta ese momento, datándola
al mismo tiempo alrededor del año 100 d.C. Finalmente Ramsay no expolió el
hallazgo como era costumbre en la época y lo dejó en el Museo de Esmirna (hoy Izmir), consciente de su
importancia y valor cultural de la zona.
Notación alfabética.
Tras la Guerra
Greco-Turca entre 1919 y 1922, Esmirna, fue devastada y saqueada. La columna
desapareció, siendo en 1957 cuando la recuperó el cónsul holandés en Izmir en
aquel momento ("quedándosela bajo custodia"), en el patio de una casa particular,
la cual estaba siendo utilizada como pedestal para un macetero por la dueña, ajena a su valor histórico.
La columna pasó, vía Estambul y Estocolmo, a manos privadas en La Haya, creyéndose perdida durante más de cuarenta años, reapareciendo públicamente cuando en 1967, el Museo Nacional de Dinamarca en Copenhague, anunció que la había adquirido para su exposición permanente, donde se exhibe en la actualidad (nº inv. 14897).
Desde 2010 el Ministerio de cultura y turismo turco ha emprendido negociaciones para recuperar la pieza, argumentando su origen y pertenencia al patrimonio nacional de Turquía, donde fue sustraída hace ahora casi cien años.
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