ESCUELAS DE PERCUSIÓN
@ClaudioCascales
(para Llorens Ferrer Nadal)
El término “Escuela”, aplicado a la historia de la música (y a otras disciplinas artísticas y literarias), hace referencia a un grupo más o menos numeroso de compositores y/o intérpretes (en cualquier caso discípulos), en torno a las enseñanzas de un maestro (profesor), el cual ha implementado, a través de un periodo de tiempo más o menos extenso, unas determinadas líneas pedagógicas tanto creativas, estéticas, estilísticas, interpretativas, etc., que han creado tendencia, influyendo en muchos casos en varias generaciones de músicos, pudiéndose extender desde el ámbito local hasta el internacional.
Estas llamadas “Escuelas” se pueden dar tanto en un contexto privado, así como en un conservatorio, universidad, curso, etc., tomando su nombre tanto del propio profesor o del centro de enseñanza. En otras ocasiones las escuelas adoptan el nombre de la ubicación en donde se dan (ciudad o lugar), además del propio país donde se desarrollan.
Las Escuelas de Percusión, no comienzan a surgir hasta bien entrado el siglo XX, con la inclusión, por demanda de los primeros profesores especializados, en los conservatorios europeos, siendo el primero de ellos el Conservatorio de Bruselas, creando en 1930 la primera cátedra de percusión, la cual se le otorgó a Theo Coutelier, timbalero de la Orquesta de Bélgica en aquel tiempo.
Hasta ese momento, por muchas razones y a diferencia de otros instrumentos, no se habían creado dichas escuelas, al menos en el concepto que hoy en día las conocemos. Las principales razones vienen determinadas por la propia naturaleza del instrumento y su papel dentro de la música clásica occidental, ya que los instrumentos de percusión hasta prácticamente el siglo XIX, siempre habían sido instrumentos poco utilizados en agrupaciones de ministriles de las casas nobiliarias o cortes reales, las bandas municipales y los diferentes ejércitos (infantería y caballería), siendo el desarrollo de su técnica interpretativa de la misma forma en general muy básica, por lo que son pocos los percusionistas conocidos antes del romanticismo, estando su enseñanza hasta ese momento casi en exclusiva relegada a transmitirse de generación (familiar), en generación.
En otros muchos casos los percusionistas de las orquestas no eran músicos especializados, siendo en ocasiones instrumentistas de otras secciones, generalmente de metales (trompas naturales y trombones, especialmente), que hacían las veces de timbaleros eventualmente.

Timbales sin caldera (Adolf Sax, siglo XIX)
La
aparición progresiva de los instrumentos de percusión estuvo determinada por
dos grandes géneros musicales a partir del siglo XVII. Concretamente los
timbales, a pesar de que ya aparecen catalogados en los grandes tratados
organológicos del siglo XVI y comienzos del XVII (Virdung, Praetorius…), primero
como instrumento de gran sonoridad y pompa, para celebraciones y ceremonias
relacionadas con grandes fastos tanto de la nobleza (celebraciones de bodas,
coronaciones…), y la iglesia (celebración de fiestas relevantes,
conmemoraciones, consagraciones de iglesias y/o catedrales…), y en segundo como
instrumentos “de efecto” en óperas (Thésée,
Esther…), extendiéndose
progresivamente su utilización a obras concertantes y sinfónicas para “dar
color” (Alla turca), ya a finales de
siglo XVIII para, a lo largo del siglo XIX, adquirir el protagonismo de su
origen, valorándose tanto por sus sonoridades y timbres como por su carácter
esencialmente rítmico, el cual hizo definitivamente que apareciera la figura
del instrumentista (por percusionista), especializado, a pesar de que aún le
quedaría mucho camino por recorrer para ser considerado profesionalmente al
mismo nivel que cualquier otro ejecutante, hecho que ocurriría ya entrado
el siglo XX.
Históricamente, las Escuelas de Percusión, han venido catalogándose en primer término, por el estilo y las sonoridades de las distintas formas de entender y articular las obras interpretadas en los países más relevantes de la historia de la música clásica, siendo aquellas que vienen de la tradición, la cual se originó desde finales del siglo XVIII hasta el primer tercio del siglo XX, y que tienen sus referencias en las más antiguas y prestigiosas orquestas europeas (y americanas), tanto sinfónicas como de ópera, establecidas en ciudades tan importantes como Dresde (Heinrich Knauer, 1879-1947), Leipzig (Ernst Gotthold Benjamin Pfundt, 1806-1871; Hermann Gustav Schmidt, 1857-1926; Otto B. Seele, 1856-1936), Berlín (Frank Krüger, n. 1880), Frankfurt (Carl Gollmick -1796-1866), Viena (Hans Johann Schnellar, 1865-1945), París (Moker, Jean Schneitzhoeffer, Charles Poussard, Joseph Baggers, 1858-1938), Londres (G. Gordon Cleather, Charles Henderson, Charles Turner, Eric Pritchard), Ámsterdam (Emil Mefinhardt, Piet Jeuken, Cor Smit), Milán (Giovanni Domenico Pazzini de Pavía -1743-1827; Carlo Antonio Boracchi -1733-1866-; Pietro Pieranzovini -1814-1885-), San Petersburgo (Yuri Alexeev), Moscú (Vladímir Shteiman,1909-1981; Valentin Snegirev, 1932-2018), Filadelfia (Oscar Schwar, 1875-1946; Fred H. Hinger, 1920-2001), Chicago (William Loewe -1834-1908-); Carl Bunge -1856-1936-), Boston (Roman Szulc, Vic Firth -1930-2015), Nueva York (Alfred Friese, Karl Glassman, 1883-1975; Saul Goodman, 1907-1996), o Israel (Joel Thome), solo por citar unas pocas.

Joseph Baggers (1958-1938).
Así, podemos hablar de Escuelas centroeuropeas, de la Europa del este, Francesa, Inglesa, Norteamericana, etc., todas ellas caracterizadas por la tradición y formas particulares de ejecución (técnica e interpretativa), en principio no universalizadas ni refrendadas en tratados o métodos didácticos, debido a dos causas principales: la dificultad para editar este tipo de tratados (con pocas excepciones), y el prácticamente nulo contacto entre los profesionales, por las dificultades de comunicación, relegando en la mayoría de los casos al ámbito local las formas de ejecución más avanzadas, de tal forma que cada una de estas escuelas tenía sus propios e intransferibles procedimientos, los cuales en la mayoría de ocasiones se guardaban con gran celo, con el objetivo de salvaguardarlas, con el fin de que no fueran conocidas por cualquiera.
Hans Johann Schnellar con la Filarmónica de Viena,
circa 1940.
Heinrich Knauer (1879-1947).Con
toda seguridad estás escuelas se caracterizaban cada una de ellas por los
mismos conceptos interpretativos que hoy en día como: forma de coger las baquetas
(grip), la articulación en los
distintos tipos golpeo (stacatto, legatto…), formas de ejecutar aspectos
técnicos (diferentes tipos de redobles, mordentes, apagados, etc.), así como
afinación, elección y colocación, fabricación casera (por artesanal), de baquetas..., todos ellos teniendo muy en cuenta el estado
de desarrollo constructivo del instrumento en todo momento.
Fred H. Hinger (1920-2001).
A partir del primer cuarto del siglo XX, aparecen las primeras Escuelas de Percusión en torno a un “Maestro”, bien de forma particular o asociadas a un centro educativo, conformando por primera vez en la historia los primeros planes de estudio académicos (currículos), de los instrumentos de percusión, con bases didácticas y pedagógicas.
Así, aparecen nombres como Paul Price, Gordon Peters, Saul Goodman, Sanford "Gus" Moeller, Elden C. "Buster" Bailey, etc., en Estados Unidos o Felix Passerone, Robert Tourte, Richard Hochainer, Leonida Torrebruno, James Blades, Gilbert Webster, James Holland, Sture Olsson, Vasili Yevséyevich Osadchuk o Kalinik Kupiński en Europa, todos ellas con un común denominador: la edición de literatura especializada en los instrumentos de la orquesta (exceptuando a Moller que fue conocido a través del método Stick Control -George B. Stone & Son, Inc., 1935-, de George Lawrence Stone).
Aula de
Felix Passerone (segundo por la izquierda) en el Conservatorio de Paris, circa1960.
Tras las Segunda Guerra Mundial se
establecen las Escuelas Modernas de Percusión con grandes profesores
generalistas como Mitchell Peters,
John Beck, Thomas Siwe, Saul Feldstein, Fred Hinger, Morris
Goldenberg (Estados Unidos), Siegfried
Fink, Karl Peinkofer y Hermann Gschwendtner (Alemania), François Dupin, Jean Bagtine y Jacques Delécluse (Francia), Antonio
Buonomo (Italia), Dobri Paliev (Bulgaría), Bo Holmstrand (Suecia), Bent Lylloff, Einar Nielsen y Gert Mortensen (Dinamarca), Rainer Kuisma
(Finlandia), Pierre Metral (Suiza), Anatoli
Ivánov y Mark Pakarsky (Rusia), Jan
Pustjens y Peter Prommel (Holanda), o José María Martín
Porrás (España), solo por destacar a los más conocidos.
Siegfried Fink con su grupo de percusión de la Hochschule
für Musik Würrzburg, 1974).
Todas estas escuelas se caracterizan, en la mayoría de los casos, por conjugar la tradición interpretativa derivada de la orquesta sinfónica (prácticamente todos los profesores pasaron por ser miembros de las orquestas sinfónicas más prestigiosas de su país), con las nuevas necesidades de ejecución de la música de vanguardia, desde la Música aleatoria al Serialismo integral, pasando por la Música electrónica, el Grafismo simbólico, la Música mínimal o el Espectralismo, a los que se unieron intérpretes especializados como Christoph Caskel, Toni Roeder, Max Neuhaus, Michael W. Ranta, Sylvio Gualda, Gaston Sylvestre, Jan Williams, etc., que también contribuyeron con cursos y clases magistrales en eventos y festivales relacionados con la Nueva música.
Jan
Williams, interpretando a Carter, 1966.
Sylvio Gualda interpretando a Xenakis.
Un vez más toda esta panorámica interpretativa se distingue, de
la misma forma esencialmente por las formas de agarre (grip), articulaciones, afinación (altura y tensión de membranas),
disposición del instrumento(s), a las que habría que añadir las denominadas
“Técnicas extendidas”, propias del nuevo repertorio contemporáneo posmoderno.
Desde finales de los años 60’ del siglo pasado surge un nuevo
tipo de Escuela de Percusión, si bien en algunos casos sus orígenes vienen
desde décadas antes. Nos estamos refiriendo a las Escuelas Especializadas, no
solo ya en un género o tipo de repertorio y/o dadas en una determinada
ubicación (por ciudad o país), sino de un instrumento en particular. Estas escuelas se
pueden considerar hoy en día como universales ya que debido a los medios de
comunicación actuales y la capacidad de desplazamiento a cualquier parte del
mundo, son conocidas por cualquier estudiante, profesor o solista.
Así surgen las diferentes Escuelas
de caja: Rudimental (Estados Unidos), Contemporánea (Europa), Latin
(Latinoamérica), Jazz (Estados Unidos); Escuelas
de timbales (timpani): Alemana, Francesa, Países del Este, Norteamericana,
Japonesa; Escuelas de marimba:
Estados Unidos (Musser, Rosen, Stevens, Stout, Rosauro, Van Side…), Japonesa
(Asabuki, Abe, Takahashi);
Europa (Albert, Zivkovic, Stensgaard, etc.); Escuelas de vibráfono (Burton, Sejourneé, Friedman, etc.,); Escuelas de
xilofón (Green, Becker, Hiraoka, etc.); Batería (Jazz, Rock, Fusión, etc.), World percusión, Latin
percusión, etc., etc.
El papel de las Escuelas
de Percusión desde finales de los años 40’ del siglo XX, fue
principalmente el de crear una metodología y técnica instrumental (apoyada en
la mayoría de los casos en una literatura didáctica progresiva por
instrumentos), con el fin de implementarla en la interpretación, aprovechando
en la mayoría de los casos, la tradición performativa de cada uno de los
países, al tiempo que dieron soluciones y crearon recursos para las nuevas
formas de expresión musical tras la Segunda Guerra Mundial. Estas Escuelas en
principio fueron fuertemente ortodoxas, autosuficientes y herméticas (Francia,
Alemania, Inglaterra…), otras aisladas y desconfiadas por razones políticas
(Países del Este, España...).
Ya en la década de los
70’, afortunadamente, se inicia una gradual apertura y universalización hasta
nuestros días en pleno siglo XXI. En Europa, Siegfried Fink, es un asiduo desde finales de los 60’ en la escena europea, como intérprete
de música de vanguardia, como profesor de numerosos cursos internacionales de
verano y desde 1974 en la Hochshule für Musik de Würzburg en
Alemania, por la que pasan infinidad de
percusionistas de todo el mundo. En 1972 la marimbista norteamericana, Karen
Ervin obtiene el Segundo Premio del prestigioso Concours Internationale d’Eexecution Musicale en Ginebra. Un año
después, en
1973, la marimbista japonesa Michiko Takahashi gana el Concurso Internacional Gaudeamus de Intérpretes de Música Contemporánea, en
Rotterdam. Ese mismo año (1973), Keiko Abe hace su primera gira en Estados Unidos, invitada por Michael Rosen (la marimbista japonesa no llegaría a Europa hasta
1983). Alan Zimmerman es el primer norteamericano en desplazarse a
estudiar a Japón en 1978. Por
su parte François Dupin (quién fue tildado en ese momento de traidor
por sus colegas franceses), viaja en 1981 a Estados para estudiar en Leigth
Howard Stevens y Michael Rosen. Al mismo tiempo se multiplican los eventos
internacionales (cursos, concursos, festivales, convenciones, etc.), y se crean asociaciones que, junto a una nueva
visión mucho más cosmopolita y globalizada, a la que se sumaron la mejora (rapidez y
precio), de los medios de transporte y las comunicaciones, hicieron
el resto para llegar a lo que hoy el panorama de los instrumentos de percusión
en general en el mundo en cuanto a lo que podemos llamar "Escuela": un escuela totalmente transversal, transparente, interrelacionada,
colaborativa, solidaria y universal.
@Claudio Cascales
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