ENRIQUE LLÁCER “REGOLÍ”
@ClaudioCascales
Con motivo
del 45 aniversario de mi primer curso en el conservatorio.
Enrique Llácer Soler “Regolí”,
nació el 20 de junio de 1934 en Alcoy (Alicante). Pronto comenzó a tocar la
batería de manera autodidacta (a los 8 años ya acompañaba "en pantalón corto" regularmente a compañías
de revista y zarzuela que actuaban en su ciudad natal, tanto en el Teatro Calderón como en el Teatro Circo), pasando a estudiar de
forma académica en los conservatorios de Valencia, con Luis Vicente primero y
Madrid posteriormente con José María Martín Porrás. Amplió sus estudios
focalizando su interés en el mundo de la música de jazz, con Josep Farreras (Barcelona),
Kenny Clarke (1914-1985), en Paris, y Joe Jones (1911-1985), en Nueva York.
Pronto Regolí, a través de su destacada presencia en diferentes ámbitos (por géneros y contextos) musicales, además de por su publicación La Batería, técnica, independencia y ritmo, se convirtió en un referente de todo aquel estudiante o músico profesional en España dedicado a los instrumentos de percusión en general y a la batería específicamente.
A partir de los años sesenta directa (a través de sus clases en el
conservatorio o particulares), o indirectamente (a través de su método, en
apariciones en televisión o en su actuaciones en directo), se convirtió en el
paradigma de todo aficionado y profesional. Ese ídolo de los años 60’ con el
tiempo se convirtió en lo que es hoy: una leyenda de la música española, respetado,
admirado y querido, tanto por sus condiciones y talento musical, como por su sencillez,
amabilidad y buen trato, que siempre tuvo tanto entre compañeros como con
alumnos, de los cuales una gran mayoría se convirtieron en la Segunda Generación
de percusionistas españoles que desarrollaron su carrera en los años 70’ y 80’
del siglo pasado.
Concierto en la Casa de la Cultura de Alcoi (1973).
A mediados de los años 50’, tras su breve periodo de estancia en Barcelona, donde se codea con pioneros del jazz en la Ciudad Condal como Tete Montoliú, Salvador Font “Mantequilla”, Manuel Bolau o Ramón Echauz, entre otros, se convierte en un asiduo de los locales de jazz de Madrid, tan míticos como el Bourbon Street, el Dorian Club, el Whisky Jazz (tanto del que estaba en Marqués de Villamagna primero y como posteriormente en Diego de León), o el Balboa Jazz Club, donde actuó con Pedro Iturralde, Lou Bennet, Vlady Bas, Joe Moro, David Thomas, José Chenoll, etc., en una febril época de trabajo incesante con sesiones dobles, jam sessions, grabaciones discográficas (Hispavox), radio y televisión (RTVE), salas de fiesta y festivales, además de con su propia orquesta de baile (con la que grabaría Ritmo y Percusión, Hispavox, 1968), con las más prestigiosas de la capital y llegadas de gira por Europa (entre ellas las de Pérez Prado y Xavier Cugat), acompañando a todo tipo de solistas (nacionales e internacionales), e incluso acercándose música tradicional (con Joaquín Díaz) y el "Pop" Progresivo (con Miguel Ramos; Bach à la manière de Johann Sebastian Bach,1972), en las que siempre dejó su impronta interpretativa, en la cual destacaba su depurada y clara sonoridad instrumental, basada en un solvente dominio de la técnica rudimental, su personal y riguroso sentido del tempo, un swing flexible y caminante, digno de cualquier gran baterista norteamericano, junto a una gran influencia del be bop de Max Roach, del quién siempre dijo que era su verdadera inspiración.
Como hemos comentado, a finales de los 60’ lideraría su propia orquesta de baile: Regolí Orquesta, Regolí y su Orquesta, Regolí y su Gran Orquesta, Regolí con su orquesta Señorial (todas con el cantante Raúl Navarro), Regolí y su Conjunto, su propio All Stars y un Trio de jazz (Junto a David Thomas -contrabajo- y Santiago Reyes -guitarra-), ya en los años 80’ pertenecería a una de las bandas más longevas del jazz español: la Canal Street Jazz Band (otros baterías de la formación fueron Pepe Sánchez y José Nieto).
De esta etapa data su trabajo más importante, reconocido, aceptado
y estudiado como referencia por miles de estudiantes de batería y percusión de
nuestro país (yo fui uno de ellos, me costó 350 pesetas). Se trata La Batería, técnica, independencia y ritmo (Canciones
del Mundo, 1966), con tres ediciones posteriores: 1966, 1983 y 1991.
“Con mi más sincero
testimonio de gratitud para todos los señores profesores que contribuyeron a mi
formación musical”.
Dedicatoria de Enrique Llácer “Regolí” en su Método.
(…) “Si en los viejos
tiempos, quienes empezaban a estudiar jazz desembocaban en el nombre de GENE
KRUPA, el batería más famoso desde hace tres decenios, la juventud española,
para empezar el estudio de este Método debe saber que su profesor es nada menos
que Enrique Llácer Soler “REGOLÍ” (…) “Que llegues pronto a emular no sólo sus
virtudes como músico, sino también su sencillez y su espíritu de alegre
compañero de la música. Te lo desea, sinceramente, un modesto admirador de
“REGOLÍ”
Prólogo del Método escrito por el periodista Raúl
Matas Esteban.
El Método se divide en cuatro partes: 1ª Parte: golpes simples,
dobles, acentos, paradiddles, redobles, mordentes y lecciones; 2ª Parte: ejercicios
de caja y bombo, bombo y charles; 3ª Parte: ejercicios de ritmo de plato, caja
y charles, ejercicios de ritmo de bombo, plato, caja y charles; y 4ª Parte: ritmos de cha-cha-chá, mambo,
guaracha, bolero, calipso, merengue, pachanga, merecumbé, técnica de tumbadora,
bongó y pandereta.
Tras una frenética etapa de dos décadas como músico de jazz y de orquesta de baile, Regolí decide dar un giro a su vida artística, con el fin de llevar una vida más equilibrada y estable, profesional y familiarmente. En 1972, gana la plaza por oposición, como timbal y percusión solista en la Orquesta Nacional de España (ONE), puesto que ocupará durante casi tres décadas hasta su jubilación. Muy poco tiempo después, entra como profesor en el Conservatorio Superior de Música de Madrid, ganando la plaza en 1985, a la vez que pide la excedencia para dedicarse por completo a la orquesta. Como músico de orquesta, Regolí destaca por aplicar todos sus conocimientos adquiridos en la música de jazz y ligera a la música clásica, todo ello con una gran profesionalidad y dedicación, adaptándose a cualquier obra del repertorio orquestal con un sonido propio (muy cálido), su siempre precisa noción del ritmo, matices y timbres, su correcta afinación y su equilibrada aportación al conjunto, con gran sentido de la responsabilidad y siguiendo la máxima atribuida a William Kraff en la que decía “El timbalero de una orquesta es el segundo director”.
“Más de una vez, observar su trabajo al fondo
de la orquesta nos libra de jornadas tediosas” (Enrique Franco, El País, 11 de noviembre de
1996).
Mstislav Rostropovich (1927-2007), llegó a calificarlo como “el Karajan de la percusión”, tras su interpretación de Bolero, de Maurice Ravel (en 1980 también lo interpretaria magistralmente bajo la batuta de Sergiu Celibidache, siendo así mismo la última obra que interpretó con la ONE el día de su jubilación, en septiembre de 1999). Posteriormente encontramos el siguiente comentario de José Luis Turina a propósito de su Concierto para Violín (1988):
“al incluir la Orquesta Nacional de
España la obra en su gira de verano de 1990, contando como director nada menos
que con Gennady Rozdestvenski, me encontré con la sorpresa de que el entonces
timbalero de la orquesta, Enrique Llácer "Regolí", se negó a tocar
otros instrumentos de percusión que no fueran los timbales, cuando en la
partitura estos se adjudicaban a un instrumento que además debía tocar otros
instrumentos de membranas sin afinar de gran importancia en la obra, como se
verá”.
Desde su inclusión en la música clásica su espíritu inquieto y
afán de superación le llevaron a dar numerosas conferencias y charlas sobre la
percusión y sobre la historia del jazz y su evolución rítmica a través de los años e instrumentos
latinoamericanos adaptados al jazz, que siempre
ilustraba con ejemplos prácticos ejecutados por él mismo. Estas actividades tuvieron
su correspondiente reconocimiento en el disco Fundamentos del Ritmo (Salvat Editores, 1983), una grabación
efectuada en los Estudios Polygram de Madrid por el propio Regolí, los días 17 y 18 de mayo de 1983, y que finalmente fue el
Nº65 de la Enciclopedia Salvat de los
Grandes Temas de la Música, teniendo como narrador a Rafael Taibo (n.
1935).
Fundamentos del Ritmo (Salvat Editores, 1983).
"Regolí" en concierto, 1986.
Canción de un sueño, para violín y vibráfono
Fantasía para batería, para batería solo
(1975)
Divertimento para sexteto de viento (1975)
Enmo, concierto para
percusión solista y orquesta (1977)
Sueños, para grupo de percusión (1978)
Sonido y Ritmo, para percusión y grupo orquestal (1979)
Tres tiempos para un Percusionista
(1982)
Colaboración, para percusión y piano (1983)
Polirrítmia para un Percusionista
(1983)
Lecciones
Progresivas para dos Percusionistas 1º y 2º Curso (1983)
Lecciones Progresivas para dos Percusionistas 3º y 4º Curso (1984)
Lovely, para un percusionista (1986)
Concierto
para Batería y Orquesta Nº2 (1986)
Divertimento;
Alrededor de la Percusión (1988)
3+3+3, para percusión (1988)
Duetto, para violín y percusión (1988)
Fantasía rítmica, para orquesta (1990)
Fantasía para batería Nº2
(1991)
Concierto
para Castañuelas (1992), dedicada a Lucero Tena
Tiempo, para caja,
triángulo, pandereta y castañuelas (1993)
Fluffy, para percusión en
dos tiempos (1993)
Welleriana op. 25, concierto para
orquesta sinfónica, dedicado Walter Weller. (1993)
Celebración, para orquesta (1995)
Concertino, para soprano de coloratura y orquesta (1995)
Fantasía en dos movimientos (1999)
Concierto para Violín y Orquesta (2000).
En 2015 Enrique Llácer Soler “Regolí” fue distinguido con Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes, como “Músico de Jazz”, haciéndole entrega de tal galardón el Rey Felipe VI en el Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián, junto a nombres tan destacados como Anne-Sophie Mutter, Ainhoa Arteta, Vicente Amigo, Emilio Casares, etc. (Real Decreto 1179/2015, de 29 de diciembre).