LA
PROFESIÓN DE MÚSICO EN EL RENACIMIENTO
©ClaudioCascales
Durante la Edad Media, la composición musical no
era propiamente una profesión, sino más bien una actividad complementaria de
algunos miembros activos de una catedral, una iglesia o un monasterio, un rey o
noble, según fuese música religiosa o profana. Como norma general estos
compositores permanecían en el más absoluto anonimato, sin llegar a ser conocidos
y mucho menos a trascender en la historia.
Ya en el Renacimiento, la creciente complejidad
técnica de la polifonía (contrapunto imitativo), extendida por toda Europa y considerada
un acompañamiento insustituible de las ceremonias religiosas, políticas,
oficiales o de entretenimiento desarrolladas en catedrales, iglesias, palacios,
jardines, etc., exigía un cierto número de profesionales cualificados que con
el tiempo fue aumentado. El Papa, obispos, cardenales, reyes, príncipes y otros
nobles y aristócratas necesitaban contar, para todo ese tipo de eventos, con la
presencia estable de compositores, cantantes e instrumentistas muy bien
preparados que pagaban casi siempre generosamente.
Así se crearon en
grandes catedrales, iglesias, cortes reales y casas aristocráticas, las llamadas
«Capillas musicales», formadas por un cierto número de cantores y ministriles
expertos dirigidos por el maestro de
capilla –compositor, director y maestro-, cargo reservado a aquellos músicos
capaces de componer piezas musicales con las nuevas técnicas contrapuntísticas.
Pagados para componer
y enseñar música, los mejores músicos se movían de una capilla a otra, atraídos
por las ventajas económicas, adquirir experiencia o de superar su categoría artística
y fama, casi siempre tras superar unas duras oposiciones en las que debían
demostrar su maestría en la técnica del contrapunto, la ejecución al órgano y
la “limpieza de sangre”.
Poco a poco, los
compositores tomaron conciencia de su importancia profesional, su prestigio y
su fama, gracias a su talento, inspiración y oficio que conjugaban con un
perfecto conocimiento de la técnica musical tanto vocal como instrumental y
compositiva.
Sin embargo, es muy
poco probable que los compositores del Renacimiento se hubiesen considerado a
sí mismos compositores en el sentido que hoy damos a ese término. No hay que
olvidar que, aún durante varios siglos más, la música será solo la compuesta
para una ocasión determinada, y el profesional -el compositor artesano-, componía
siempre música «nueva», sin esperanzas de su música se valorara tanto como para
que se repitiera en más de una ocasión.
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