martes, 14 de junio de 2011

MÚSICA Y ARTE ABSTRACTO

MÚSICA Y ARTE ABSTRACTO
© Claudio Cascales 

La música, como cualquier otra disciplina, no se desarrolla de manera aislada sino interrelacionada con el estadio en que en cada momento de la historia se encuentra. Así, la música es como es, dependiendo de diversos campos, tanto artísticos, como políticos, económicos, científicos, sociológicos, de pensamiento, etc. En resumen los fenómenos musicales a través de la historia se relacionan con los sucesos culturales en general, llegando a determinarlos en muchos casos. De todos ellos, la relación y la influencia de la música con las bellas artes -o artes plásticas- en general, quizá haya sido gracias a, entre otros, el teórico del arte Heinrich Wölfflin (1864-1945), una de las más repetidas a lo largo de la historia de la música. 

A comienzos del siglo XX la música y las artes plásticas compartieron estética y conceptos influenciados por la situación mundial política, económica y social, que provocó una crisis artística que derivó en los movimientos de vanguardia, que buscaban renovar, experimentar y/o distorsionar el decimonónico sistema de representación artístico, tanto musical (con el agotamiento de la tonalidad), como figurativo (en beneficio de la independencia de referencias visuales de la vida real). Conceptualmente el arte abstracto rechaza la copia yo la imitación de todo modelo. Se entiende por arte abstracto aquel que prescinde de toda figuración (espacio real, objetos, paisajes, figuras, seres animados, etc.), rechazando toda referencia a algo concreto, proponiendo una nueva realidad premeditadamente distinta a la natural. 

Durante la primera mitad del siglo XX, la relación entre música y arte abstracto en particular, y la relación entre la música y la pintura en general, se comienza a atisbar en el Impresionismo parisino y su capacidad para evocar atmósferas envolventes, a través de la vuelta a la naturaleza y el arte contemplativo en general, para buscar en ella lo momentáneo, la luz, el color, las escenas campestres, etc., a través de la emancipación del acorde y la disonancia en función de su color y su timbre, el movimiento paralelo , el empleo de los modos y escalas exóticas, la melodía fraccionaria y la sutileza tímbrica, utilizada en razón del color dentro de una concepción formal clara, características estas inmanentes a buena parte de la obra de Claude Debussy (1861-1918) y parcialmente en otros compositores como Maurice Ravel (1875-1937), Frederick Delius (1862-1934) o Paul Dukas (1865-1935), entre otros. 

Tras el impresionismo, surgen una serie de movimientos pictóricos y escultóricos, sobre todo, que se interrelacionan en base a una revolución rítmica, quasi primitiva, tímbrica y formal, no tanto buscando lo abstracto y sí en mayor medida la penetración espacial a través del Cubismo de Pablo Picasso (1881-1973), Georges Braque (1882-1963) y Juan Gris (1887-1927), cuya correspondencia musical no cabe duda que se puede observar principalmente en la aportación de Igor Stravinsky (1882-1971) y en Maurice Ravel, Béla Bártok (1881-1945) y Sergei Prokofiev (1891-1953), en menor medida. 

El paralelismo ha sido señalado muchas veces pero es más pertinente aún que lo que podría indicar una mera analogía. Stravinsky sigue la misma dirección renunciando a esa evanescencia con su meticuloso trabajo multirrítmico, politónico y percusivo, que tiene mucho que ver con el empleo de las formas de la naturaleza por medio de figuras geométricas (fragmentando líneas y superficies) y la perspectiva múltiple. En ambos casos, tanto en el impresionismo, como en el cubismo, nos encontramos ante una nueva concepción del espacio, pictórico o escultórico en un caso y musical en otro, que nos remite directamente a una distinta consideración del tiempo, lo que en música resulta evidente, afectando directamente más a ritmos y timbres que a la armonía, que a su vez es un elemento más constructivo. 

Tras la Primera Guerra Mundial, en el ámbito germánico el impresionismo fue denominado la Secesión y lo inició, en 1897, Gustav Klimt (1862-1918), junto a otros pintores menos conocidos internacionalmente , y el arquitecto Otto Wagner (1841-1818) quienes representarían lo que vino a denominarse el Jugendsitl, a veces traducido como “modernismo”, todos ellos con un objetivo común: oponerse al arte burgés . Pronto aparecerá el Expresionismo (término acuñado por Wilhelm Worringer, en 1911) sobre todo pictórico, en el área germánica y los países nórdicos, caracterizado representar de manera drástica, por deformación y desgarro la realidad, los sentimientos e ideas que giraban entorno a los acontecimientos de la existencia humana y que se manifestaban en múltiples gestos de neurosis como el miedo, la insatisfacción, la soledad, la protesta, la locura, el suicido, etc., mezclando, al mismo tiempo cubismo, fauvismo y primitivismo, promoviendo una nueva concepción de belleza convulsa, lograda por excitación sensorial e intelectual. 

Varios grupos plásticos se formaron en torno a la estética expresionista, sin duda los más célebres fueron Die Brüke (El Puente) en Dresde, teniendo en sus filas a Ernst Ludwig Kirchner (1880-1938), Erich Heckel (1883-1970) o el noruego Edvard Munch (1863-1944), entre otros, y Der Blaue Reiter (El Jinete Azul), en Munich, fundado por Wassily Kandinsky (1866-1944), Alfred Kubin (1877-1959), Paul Klee (1879-1940) u Oskar Kokoschka (1886-1980) como más artistas más importantes, llegando a establecer relación con el propio Arnold Schoenberg, quién también fue artista plástico, aunque su carrera como compositor eclipsó su talento creativo en su obra como pintor (no en vano llegó a pintar 70 óleos y 160 acuarelas) Schoenberg y Kandinsky se relacionaron bastante en los primeros años del siglo y su correspondencia abarca, por ambas partes, temas de pintura y música sincretizando, en muchos casos, pintura abstracta y atonalismo, influyendo de manera decisiva en la concepción musical de las primeras obras atonales del compositor, marcando el estilo compositivo de las Fünf Orchesterstücke (Cinco piezas para orquesta) op.16 (1909) o el drama Die Glückliche Hand (La mano feliz) op. 18 (1908-1913), piezas que se caracterizan por sus atmósferas febriles y excitantes, por acumulación de disonancias, su ultraexpresión por saturación de cromatismos, acordes por cuartas y segundas, fragmentación de la melodía, su extrema concentración del material musical y la sinestesia y la abstracción sonora, que inevitablemente desembocará en la sistematización dodecafónica.

1 comentario:

Roger Thomas dijo...

Es que a veces observar un pintura es como escuchar música, fácil de entender pero a la final tan pegajosa, ademas de que existen artistas que comparan cada nota con los colores que utilizan, por ejemplo se debe apreciar pinturas de abstractas de Gabino Amaya Cacho para que vean cada uno de los colores que utiliza es una nota musical, dando una canción alegre a la vista.

Pedro Calonge el “Rey de la Marimba”.

  Pedro Calonge el “Rey de la Marimba”. @ClaudioCascales Pedro Calonge. (Fuente: gladyspalmera.com) Si en un artículo anterior rendíamos...