jueves, 5 de diciembre de 2013

ANÁLISIS DE AUDICIÓN SALVE DE LOS SIETE DOLORES


 ANÁLISIS DE AUDICIÓN

SALVE DE LOS SIETE DOLORES

CAMPANA DE AUROROS DE SANTA CRUZ
(MURCIA)



Claudio Cascales

Catedrático de Música
 

1.     INTRODUCCIÓN.

El presente trabajo tiene como objetivo el realizar el análisis auditivo-musical pormenorizado de la salve de auroros titulada Salve de los siete Dolores, interpretada por la Campana de Auroros de Santa Cruz, pedanía la ciudad de Murcia, situada en plena huerta.

Para ello hemos abordado el tema, de una manera desde una perspectiva integral, focalizada, en primer término en el aspecto etnomusicológico, ya que al ser este tipo de manifestación musical de gran calado en su contexto social, funcional, de gran complejidad organizativa, interesantísimos orígenes (o mejor, hipótesis sobre sus orígenes) y evolución, elementos musicales y literarios etc., hemos visto oportuno el reflejar previamente, aunque de manera somera, a modo de breve exposición algunos conceptos y datos, de todos y cada uno de los puntos que puedan aportar al lector la suficiente información para la ulterior y verdadera causa del presente trabajo, el análisis auditivo de la pieza y su valoración dentro del contexto social en el que se desarrolla en la actualidad, concluyendo con una reducida pero significativa bibliografía aurora.

2.     LOS AUROROS EN LA HUERTA DE MURCIA

El fenómeno auroro, aunque está muy extendido a lo largo de todo el territorio nacional, es en el arco Mediterráneo y especialmente en los alrededores de la Ciudad de Murcia, capital de la Región del mismo nombre, donde toda su esencia, su tradición y sus características más determinantes, junto a una gran belleza, siendo una de las escasas referencias polifónicas dentro de la etnomusicología en todo el mundo.

Los auroros son depositarios de una respetabilísima tradición religioso-folklórica, recibida, conservada y transmitida, oralmente, de generación en generación a lo largo de siglos.

Estos representan una expresión peculiar de la música del Mediterráneo, debido a su principal característica: el uso de la polifonía, tamizada con elementos generales del folklore español, los rasgos particulares de la música del sureste y un poso de melodía ancestral surgida de cantos religiosos que se pierden en la noche de los tiempos.

Las Campanas de Auroros son o constituyen la expresión sonora, la presencia musical de unas hermandades que nacieron en los albores del siglo XVII y se desarrollaron con mayor ímpetu en los siglos XVIII-XIX, puestas, cada una de ellas bajo la advocación de María en cualquiera de sus diversas devociones y denominándose campanas por ser éstas el único y exclusivo instrumento que acompaña la voz humana.

El vocablo Auroro se aplica a cuantos miembros pertenecen al coro de esos grupos, conjuntos, hermandades, cuadrillas o campanas, que hacen de ese tiempo indeciso entre la noche que muere y el día que nace, un tiempo venturoso, una dichosa hora para el canto y la alabanza a la Madre de Dios. Es como una réplica, verbal y melódica, a ese recuerdo mañanero y metálico de las campanas de la torre, en el madrugador y prematuro toque del alba.

La más genuina y apropiada actuación de cada Campana de Auroros es la llamada “despierta”, es decir, su salida a media noche con los primeros resplandores de una mañana todavía embrionaria, tradición que Díaz Cassou llamó en justicia "el alma de Murcia", los Auroros.

En la pedanía de Santa Cruz se conserva la costumbre de rezar misa de alba, a la que acuden los Auroros del Rosario y con la que ponen precioso broche a su nocturno peregrinar.

Los Hermanos cantores son tradicionalmente personas de participan de unos mismos principios de fe, que forman parte de una entidad religiosa y que en la madrugada de los domingos, en las despiertas o noches de canto, publican las excelencias de María Santísima, mediante el canto y la oración, con la finalidad de que mediante su poderosa intercesión libre a los cristianos de los males espirituales.

 
3.     CARACTERÍSTICAS

Los auroros podrían por todo lo anterior ser definidos como corporaciones organizadas con un grupo vocal, compuesto íntegramente por voces masculinas, que recogen un legado plurisecular, adaptando y difundiendo fines y sentimientos religiosos al tiempo que recogen fondos para la parroquia donde tienen la sede.

Estas corporaciones denominadas Cofradías o Hermandades presentan los siguientes rasgos comunes:

-         Se adscriben a la advocación mariana ya que en el mundo popular la Virgen María ocupa en la jerarquía celestial seguida de los Santos más cercanos a la vida cotidiana. En general las advocaciones más comunes son la Virgen del Rosario de la Aurora y la de las Ánimas Benditas.

-         Constitucionalmente, asumen como matriz devocional algunos de los principales dogmas de la Iglesia Católica como el del purgatorio y el de la buena muerte, así como la difusión del rezo del Rosario.

-         Asistencia social a los actos fúnebres, que se implementa en el culto a la muerte en una sociedad esencialmente rural.

-         Sus expresiones prácticas significan la pervivencia, no solo de aspectos devocionales o dogmáticos, sino también del canto de las devociones por un coro de hombres, llamados hermanos Auroros o Despertadores.

-         Establecer un alto grado de complementariedad con la Iglesia Católica, es decir, con la religión tradicional y oficial española desde tiempos remotos.

-         Carecen de bienes significativos y se financian principal por la cuota de sus miembros pudientes denominados “tarja”.

4.     LAS SALVES, SÍMBOLOS Y CICLOS LITÚRGICOS

El canto esencial de los auroros de la huerta de Murcia es la salve. "La salve" está compuesta por un número variable de estrofas octosílabas, no inferior a seis, que finaliza en una copla y estribillo. Las composiciones suelen ser anónimas y bastante comunes a todos los grupos.

Los estilos musicales varían de una población a otra. El repertorio de las salves de cada grupo suele variar mucho, lo normal es que no supere las veinte entre salves de Pasión, dedicadas a distintas advocaciones marianas, de santos y difuntos.

Especial importancia dentro del repertorio auroro tiene un canto de Pasión conocido como correlativa. El texto de "la correlativa" consta de cinco versos. Es ejecutada por cuatro cantores. El bajo y la voz más aguda forman octava, mientras las voces intermedias forman a dúo una melodía lenta, interrumpida en cada verso. El bajo y su octava empiezan en todos los versos antes de las demás voces. El movimiento es sumamente lento y en los redobles las notas pequeñas las hacen como mordentes. La música de este canto a voces solas, lento, triste, antiquísimo, recuerda ciertas cláusulas del contrapunto sobre canto llano.

En la actualidad "la despierta de la Aurora" se celebra, en la huerta de Murcia, en determinadas ocasiones señaladas como la víspera de San José o las despiertas de la Purísima en Diciembre. Durante el mes de Octubre, mes del Santo Rosario, se suelen celebrar distintos encuentros de auroros siendo el Jueves Santo tradición cantar por la tarde en la plaza de San Agustín, en Murcia, ante la iglesia de Nuestro Padre Jesús, lugar donde se encuentra el museo Salzillo.

Sus principales símbolos son la campana y el farol, elementos que están muy unidos a la iconografía de los auroros.  Otro aspecto común y relacionado a las campanas de auroros son los estandartes con la imagen de la Virgen.

 

                         

                               CAMPANA                                FAROL                                       ESTANDARTE

La actividad de los auroros se divide en Ciclos o tiempos litúrgicos, ajustándose al año litúrgico católico, a saber: Ciclo de Pasión o Cuaresma, Ciclo Ordinario o Mariano, Tiempo de Ánimas y Navidad. Siendo la musicalidad distinta en cada uno de ellos.

El Ciclo de Pasión o cuaresma, comienza en la víspera de San José, es un momento para la penitencia, "el redentor del mundo ha muerto", las salves trasmiten culpabilidad, arrepentimiento, tristeza, seriedad, pesadez.

La "resurrección de Cristo" marca la entrada en el Ciclo Ordinario o Mariano (hasta el 31 de octubre). Aquí el devocionario principal está dedicado a las distintas advocaciones de la "Virgen María".

Con la llegada de noviembre " la muerte está presente y reclama un recuerdo", es el tiempo de las salves de difuntos, estamos en el Tiempo de Ánimas. El culto a los santos y el recuerdo a los difuntos es la nota predominante.

Tras "las animas" comienza el Ciclo de Navidad (meses de diciembre a enero), íntimamente ligado al "culto a María", se canta aquí el nacimiento de "Jesús, el hijo de Dios" y se alaba a su madre.

Además de esto, cada domingo se celebra el "Día del Señor" a través de "la despierta".

5.     DESDE LA ETNOMUSICOLOGÍA

En los auroros se dan tres criterios fundamentales en los que se asientan las bases de la Etnomusicología, entendida esta como una ciencia que refleja todos los aspectos musicales del folklore, así como su relación con el contexto social, teniendo como factores principales los siguientes criterios:

1.     Su transmisión oral.

2.     Su funcionalidad.

3.     Su aceptación y su uso establecido.

El primero, la transmisión oral, marca la constante evolución del lenguaje musical, ya que en el hecho de hacer pasar una tradición cualquiera de voz en voz, ocasiones ciertas variantes y versiones en cada uno de los cambios, savia nueva, que a manera de filtro puede tanto hacer que se pierda el original (incluso a quién lo creo) como enriquecerlo, ya que los creadores de cantos y textos son casi exclusivamente analfabetos, quedando a la propia creación innata y talento natural de cada uno de ellos.

Su funcionalidad tiene que ver con su uso en determinadas situaciones, en este caso directamente relacionadas con los preceptos de la Iglesia Católica, su año litúrgico, sus textos, sus diferentes advocaciones, sus ritos, etc., tan arraigados en la tradición española, aún más si cabe en ambientes rurales, aprovechando la manifestación musical, una vez más para divulgar y adoctrinar al mayor número de fieles.

El tercero es su amplia aceptación y su uso, que permite que el hecho sonoro perviva al ser admitida e interpretada por los miembros de una comunidad determinada, siendo el elemento que lo convierte realmente en tradición llegando a considerarse como legado histórico auténtico, enriquecido constantemente generación a generación y dándole su mayor valor que no es otro que constante instinto de supervivencia.

6.     POSIBLES ORÍGENES

Según todos los estudios resulta muy difícil determinar el origen del fenómeno auroro, que se pierde en el tiempo, pero lo que sí es cierto que ha sabido adaptarse a cada momento histórico por el que ha pasado, manteniendo sus tradición al tiempo que su presente es de una intensidad y peso folklórico de gran calado en la sociedad donde se ubica.

Hay teorías que hablan de un pasado Bizantino, por el uso de melismas y el modo sobre el que se desarrollan sus cantos responsoriales y antifonales. Más posible según Martínez García, es el hecho de que en los siglo XVI y XVII, fecha que coincido con muchas de las Campanas, estas adaptaran espontáneamente en estilo de la polifonía imperante, añadiendo melismas y demás adornos a la manera típica meditarránea, la cual embellece las melodías, práctica quizás de referencias traídas desde el otro extremo del Mare Nostrum.

Se puede constatar que a lo largo del siglo XIV la salmodia y demás cantos litúrgicos adoptan primero el procedimiento del Gymel (voz gemela) y después del fabordón (fauxbuordon), pudiendo ser este el germen de enclave temporal y estilístico. Ambos dan caracterizados por el uso de terceras y sextas paralelas y que los auroros pudieran adaptarlas a sus cánticos, añadiendo adornos más o menos extensos al tiempo que incluían candencias y semicadencias perfectas y plagales rompiendo la monotonía del movimiento por terceras y sextas de las voces principales, ortorgando un valor funcional y novedoso al canto, al tiempo que ambiguo entre la tonalidad y la modalidad que permea todo el discurso.

7.     CAMPANA DE AUROROS DE SANTA CRUZ

La Hermandad de Nuestra Señora del Rosario de Santa Cruz se funda en 1821 en el entorno de la Ermita Vieja. El acta fundacional cuya fecha se desconoce, es a la sazón, la siguiente: "Los vecinos de la villa de Santa Cruz, y otras personas llevadas del celo, que todo cristiano debe tener por la honra de Dios nuestro Señor, y de su Santísima Madre, y en medio de los mayores conflictos, y calamidades. Como verdaderos Católicos imploraron el auxilio divino valiéndose de la poderosa intercesión de la Reina de los Ángeles María Santísima; y para obligar a esta Divina Señora establecieron hermandad o cofradía con título de Aurora para por este medio no sólo publicar las excelencias de María Santísima, sino también para más obligar a esta Divina Señora a que con su poderosa intercesión los librase de los males espirituales que tan de cerca amenazaban a todo Cristiano".

 Reunidos de nuevo en cabildo el día 15 de febrero de 1821 acuerdan su adscripción al convento de Santo Domingo de Murcia y aprueban sus estatutos, cuya acta dice así: "En quince días del mes de Febrero del año mil ochocientos veinte y uno los Hermanos arriba anotados reunidos en Cabildo se acordó ante todas cosas el recurrir al R. P. Prior del convento de N. P. Santo Domingo de la ciudad de Murcia para que su Parnidad admitiese por hermanos del Santísimo Rosario a los referidos arriba nombrados uniendo e incorporándolos con aquella hermandad, para por este medio lograr las indulgencias, que los Sumos Pontífices han concedido a los hermanos del Santísimo Rosario: y su Paternidad unió e incorporó a los referidos arriba nombrados por hermanos del Santísimo Rosario anotándolos en sus libros y dándoles las patentes, con las que quedaron nombrados verdaderos hermanos del Santísimo Rosario".

En la actualidad la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario de Santa Cruz es una entidad religiosa, legalmente constituida, cuyos estatutos vigentes son aprobados por Cabildo de fecha 23 de abril de 1989. Según estos la hermandad tiene por principal finalidad "publicar las excelencias de María Santísima mediante el canto y la oración para así obligar a esta Divina Señora a que con su poderosa intercesión, nos libre de los males espirituales que tan de cerca amenazan a todo cristiano". Está formada en la actualidad por unos 31 hermanos cantores, 15 músicos y 284 hermanos tarja.

Las actividades y cantos de la Aurora de Santa Cruz se ajusta al ciclo litúrgico. Participando en distintos actos litúrgicos y paralitúrgicos entre misas cantadas, despiertas, encuentros de auroros, celebraciones de Vía Crucis, entierros, rosarios de la Aurora, cantos en el cementerio de Llano de Brujas, etc.

Según los estatutos vigentes, que datan de 1989, la hermandad celebrará anualmente la festividad de la Virgen de la Candelaria (el domingo más próximo al día 2 de febrero) y la Virgen del Rosario (primer domingo del mes de octubre). En la festividad de la Virgen de la Candelaria siempre se invita a que nos acompañen un grupo de auroros de la Vega Baja alicantina. Desde 1990 el primer domingo de octubre realiza un encuentro de auroros con la participación de casi todos los grupos de auroros murcianos, en el entorno de la Ermita de Santa Cruz e iglesia parroquial, con motivo de la festividad de la Virgen del Rosario.

Desde 1998 en que La Ermita Vieja es donada por su propietario Rafael Hurtado Sanz de Lezáun, a partes iguales, a la familia Martínez Zambudio y a la Hermandad de Ntra. Sra. del Rosario de Santa Cruz, con una periodicidad casi quincenal los hermanos cantores suele cantar las misas dominicales. Participa desde el año 1998 asiduamente en las concentraciones de auroros. Desde 1993, todos los Viernes de Dolores, rezaores de la Cofradía del Santísimo Cristo del Perdón de Lorca (Paso Morado) se desplazan hasta Santa Cruz para efectuar un Vía Crucis que transcurre entre la iglesia parroquial y la Ermita Vieja, y en el que los auroros cantan entre las estaciones, finalizando con el canto de pasión conocido como correlativa. A petición de la Consejería de Educación de la Comunidad Autónoma de Madrid los hermanos cantores participan en diversos certámenes de música antigua: "III Ciclo de Música Religiosa y Medieval" (1993), “IX Festival de música, danza y teatro religioso” (1999) y “XIV Festival de Arte Sacro” (2004). Llevamos casi una década manteniendo una relación estrecha de hermanamiento con grupos de auroros de otras partes del territorio nacional con los que participamos de un ritual común: Priego de Córdoba (1996), Híjar, Calanda y Torrecilla de Alcañiz (1998), Ronda, Montilla, Luque y Rute (2001), Fiñana (2004), Zarza Capilla, Garbayuela y Agudo (2005). En el 2008 participa invitada por la "Fundación Don Juan de Borbon" a la 26 Semana de Música sacra de Segovia.

Desde el día 11 de marzo de 1994, merced al protocolo de colaboración de las Campanas de Auroros con el Ayuntamiento de Murcia, la Aurora de Santa Cruz cuenta con una escuela de música y canto que forma a unos 19 alumnos. En este mismo año la hermandad participa en la representación de la zarzuela "La Parranda" en el Teatro Romea, en la que, por primera vez en su historia, la escena en que los Auroros cantan una salve a la Virgen de la Fuensanta, está representada por una Campana de Auroros.

Sírvase como ejemplo del esfuerzo en divulgación que realizan los cantores de la aurora de Santa Cruz el año 2004, en el que participaron en un total de 77 actos litúrgicos o paralitúrgicos, despiertas, encuentros de auroros y muestras o audiciones.

La Campana de Auroros de Santa Cruz cuenta en la actualidad con las siguientes distinciones:

- Medalla de Oro de la ciudad de Murcia. Concedida por acuerdo del Ayuntamiento Pleno de Murcia, en sesión de fecha 5 de junio de 1991, también a los auroros de Rincón de Seca y Javalí Nuevo.

- Mayordomo de Honor del Cabildo Superior de Cofradías de Semana Santa de Murcia. Por acuerdo adoptado de la Junta de Gobierno del día 15 de enero de 1998, también a los auroros de Rincón de Seca y Javalí Nuevo.

- Medalla de Oro de la Región de Murcia. Mediante Decreto nº 31/1998, de 4 de Junio, de la Consejería de Cultura y Educación, se concede la medalla de Oro de la Región de Murcia a las campanas de auroros de Alcantarilla, Abanilla, Yecla, La Copa (Bullas), El Palmar, Javalí Nuevo, Javalí Viejo, Rincón de Seca y Santa Cruz.

 - Hermano de Honor de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno. 2002. También a los auroros de Rincón de Seca, Javalí Nuevo y Javalí Viejo.

 -Premio Etnomurcia a la Investigación y la Divulgación del Patrimonio Etnográfico. 2002.

 - Premio de Asociación Patrimonio Siglo XXI por la Defensa y Conservación del Patrimonio Histórico-Artístico. Murcia, 2005.

8.     ANÁLISIS DE AUDICIÓN DE LA SALVE

Para el análisis y comentario de la audición de la Salve de los Siete Dolores, comenzaremos detallando los aspectos generales de la obra, atendiendo a los elementos generales que la configuran como son: su formación tímbrica, dinámica, carácter y género al que pertenecen.

Seguidamente pasaremos a un análisis, ya mucho más pormenorizado, tanto de su estructura formal, así como de todos los elementos musicales como son: el ritmo, la melodía, la armonía y la textura. Al mismo tiempo que expondremos con argumentos los aspectos que configuran y contribuyen al crecimiento global de la obra. Para cerrar este apartado haremos una referencia a los procedimientos compositivos más relevantes.

Nos encontramos ante un grupo vocal formado exclusivamente por voces masculinas –entre veinte y veinte y cinco-, más la inclusión al mismo tiempo de alguna voz blanca de niño –a veces pueden incluirse voces femeninas- con el acompañamiento único de una campana, verdadera catalizadora y dinamizadora del discurso. Las voces se podrían clasificar en cuatro tesituras dos extremas bajo y quinta y dos intermedias que podríamos clasificar como barítono y tenor, ordenándolas desde la más grave a la más aguda: bajo, barítono, tener y quinta, en la que podríamos incluir además la voz infantil doblada a 8ª de la de los tenores.

Hemos de resaltar que la formación se divide a su vez de forma policoral en dos grupos presentado cada uno de ellos en círculo y uno al lado del otro, propiciando una ejecución antifonal y por tanto con la inclusión del juego espacial tan característico de la mayoría del repertorio auroro.

En el aspecto general de la sonoridad del grupo en cuestión podríamos apuntar la falta de técnica vocal de la mayoría de componentes del grupo en cuanto a impostación, articulación, vibrato y dicción, que le dan un matiz eminentemente popular.

Atendiendo a la dinámica general de la pieza, podemos aseverar que es homogénea sin cambios dinámicos ni en terraza y progresivos, bien al contrario desde su comienzo a fin está equilibrada, sin bien se produce en algunas frases, en concreto la tercera frase melódica que se corresponde con el segundo verso, un aumento de esta debido al tutti vocal, después de haber alternado un coro primero, el otro después y la siguiente conjunción de ambos. 

Su carácter podríamos clasificarlo, debido a su tema y texto, como de solemne y de gran recogimiento, ya que el tema tratado –y comentamos al tiempo su género-, los Siete Dolores que la Virgen María manifestó a Santa Brígida que si eran rezados con devoción, se convertirían en Siete Gracias para aquellos que los honraran compartiendo sus sufrimientos más profundos, por lo que estamos ante una pieza cuyo género es religioso. Aunque Nuestra Señora de los Dolores es una festividad específica que se celebra el 15 de septiembre, el contexto auroro se interpreta esta salve en Semana Santa, es decir, pertenece al Ciclo de Pasión, en concreto el Jueves Santo por la tarde en la plaza de San Agustín, enfrente de la iglesia de San Andrés y el Museo Salzillo.


        Auroros en la plaza de San Agustín el día de Jueves Santo

Formalmente se compone de siete frases musicales, repetidas a modo de romance, que se corresponden con a cada uno de las ocho primeras estrofas interpretadas antifonalmente con la siguiente estructura:

1er verso: Coro A                1er verso (respuesta): Coro B

2º verso: Coros A y B

3er verso: Coro A               3er verso (respuesta): Coro B

4º verso: Coro A                4º verso (respuesta): Coro B

 

Esta estructura, tal y como hemos apuntado, se corresponde con los ocho primeros versos del texto, los que corresponden el primero a modo de introducción y del segundo al octavo, donde se describen los Siete Dolores, teniendo como principio constructivo la repetición.

Tras esto se nos presenta una nueva melodía que se corresponde con la llamada Copla, que se corresponde con una coda final, siendo la última parte de la salve que se repite una sola vez con una nueva alternancia de ambos coros en cada uno de los versos. La Copla determina en muchos casos para determinar el Ciclo en el que se canta la Salve.

En cuanto al ritmo podemos indicar que se trata de una métrica regular en compás binario en el que se utilizan generalmente una nota por pulso en los comienzos de los versos y una nota cada dos pulsos e incluso algunas más largas conforme avanza el discurso hacia la cadencia, siendo su inicio y final tanto tético como tónico.

Su tempo se podría encuadrar entre 120 y 126 pulsaciones por minuto, claro está teniendo en cuanta las variaciones agógicas que se producen en todas y cada una de los finales de frase, es decir, en las cadencias. Hemos de resaltar que el tempo viene determinado por la campana que en todo momento sirve de guía y metrónomo flexible al discurso coral, ayuda a la respiración, hace paradas en las cadencias y calderones con repiqueteos marcando así la intensidad y duración de estas.

La melodía se mueve exclusivamente por grados conjuntos (diatonismo) a través de toda la pieza, su tesitura es de ámbito de 6ª y se podría calificar en su forma como de levente ondulada, siendo en todo momento simétrica y dando continuidad al discurso musical y por extensión a la propia forma estructural de la pieza.

Armónicamente se distingue por el uso de intervalos de 6ª y 3ª entre las voces principales (intermedias), las cuales sustentan la melodía principal –denominada “tronco”-, con el marco de pedales inferior (a la 8ª) y superior (a la 5ª), con cierto uso de la heterofonía debido al uso libre pero sutil de pequeños melismas utilizados con moderación y que dan una especial sonoridad sobre la textura homofónica que la que se implementa en todo el discurso, debido a la forma vertical y mismo ritmo sobre la que se desarrolla la polifonía.

Hemos de destacar las sonoridades en segunda inversión, con encadenamientos de acordes de cuarta y sexta en las cadencias y la utilización de los acordes finales como apoyo armónico para la siguiente frase, exceptuando claro está, la primera que es interpretada por el guía –el cual también toca la campana, ya que esta determina no solo el tempo y el ritmo sino la afinación- a modo de sochatre, capiscol o cantante que da el tono en el canto llano.

Para finalizar hemos de resaltar que la relación entre texto y música es eminentemente silábica exceptuando las partes cadenciales en las que se puede observar una incipiente utilización de melismas que dan paso a los finales de frase.

Por último analizar breve mente las estrofas, de cuatro versos, todos ellos de ocho sílabas –de arte menor- con rima asonante tanto en los versos pares como en los impares, siendo la copla de versos endecasílabos –de arte mayor-, exceptuando el quinto verso.

9.     TEXTO

SALVE

Salve reina de los cielos,

amparo de pecadores.

Te alabamos madre mía,

contemplando tus Dolores.

 

El primero madre mía,

os causó tanto dolor.

Al oír las profecías,

del anciano Simeón.

En el segundo contemplo,

las angustias y dolores.

Que pasasteis en Egipto,

huyendo del Rey Herodes.

En el tercero perdiste,

a Tu Hijo bien amado.

Y lo hallasteis en el Templo,

con doctores disputando.

San Juan te dijo en el cuarto,

mira a mi amado Jesús.

Por la calle de amargura,

con una pesada cruz.

En el quinto en el Calvario,

en medio de dos ladrones.

Jesús derramo su sangre,

por nosotros pecadores.

En el sexto los varones,

lo descienden del madero.

Y lo ponen en sus brazos,

para darle algún consuelo.

El séptimo sepultura,

a vuestro Hijo le das.

Y Tú te vuelves llorando,

por aquella soledad.

COPLA

 

Si contemplas, los siete dolores,

tendrás en la tierra gran felicidad.

Y en muriendo, tendrás en el Cielo,

una intercesora que te amparará.

 

Vamos le a rogar

 

Y a esta Reina de cielos y tierras

será nuestro amparo en la Eternidad

 

ORACIÓN

 

Dios te salve María….

 

LETANÍA

 

La Santísima Virgen nos asista y nos

Favorezca, ahora y en la hora

de nuestra muerte.

 

AMÉN

 

viernes, 8 de noviembre de 2013

LAS VANGUARDIAS HISTÓRICAS.


 
LAS VANGUARDIAS HISTÓRICAS. ESTUDIO ANÁLITICO DE LAS CARACTERÍSTICAS SONORAS Y ESTILÍSTICAS. AUTORES

 

      1 Introducción

Hay que entender por música de vanguardia en el siglo XX a toda aquella música que se ha desligado por completo o casi por completo de los instrumentos y formas de componer tradicionales.

Así, aún vigentes en época contemporánea, hay un gran número de compositores que aunque tienen un lenguaje musical muy avanzado, no llamaremos vanguardistas; tal es el caso de Schoenberg, Stravinsky o Bartók, ya que ellos siguen utilizando partitura y notación tradicionales, así como los instrumentos y por lo tanto no son, en este sentido, vanguardistas en su música.

La vanguardia parece comenzar después de la 2ª Guerra Mundial con la música electrónica y con la música aleatoria. El Serialismo Integral es una especie de música de vanguardia con algunos elementos tradicionales que se vanguardizan tras la influencia de la experiencia electrónica.

Por lo que se refiere al enunciado de este tema, hemos de tratar los antecedentes a toda esta vanguardia posterior a la 2ª Guerra Mundial, más concretamente surgida a partir de 1954, antecedentes, que se dieron desde los mismos principios del siglo XX y que se conocen en la historia de la música como las “Vanguardias Históricas". Son cuatro principales:

 
* En Italia, el Futurismo

* En Zurich y Nueva York, el Dadaísmo

* El Microtonalismo

* En Estados Unidos con los compositores llamados Experimentalistas

 
     2 Futurismo

El Futurismo aparece en la historia de la música del siglo XX, como la primera manifestación clara de la relación entre la nueva música y la influencia de la moderna tecnología. El Futurismo fue un movimiento filosófico, literario, pictórico, musical y artístico en general.

El Futurismo fue creado en Milán en 1909 por el artista y escritor italiano Filippo Tommaso Marinetti (1876-1944), quién a través de una serie de polémicos panfletos, defendía la necesidad de desechar todas las concepciones artísticas anteriores (consideraba que los museos eran cementerios), para poder desarrollar un nuevo arte apropiado a una época basada en la tecnología, resaltando así el avance de esta ciencia a principios del siglo XX. Este ideario se concretó el 20 de enero de 1909 en el Manifiesto fundacional del futurismo, publicado en el diario parisino Le Figaro, en donde el 20 de febrero de 1909, Marinetti se expresaba en estos términos:

 “Nosotros decimos que la grandiosidad del mundo ha sido enriquecida por una nueva belleza: la belleza de la velocidad. Un coche de carreras cuyo techo está adornado con grandes tubos, como serpientes de respiración explosiva...todo esto es más bello que La victoria de Samotracia”.

Aunque su movimiento atrajo principalmente a los pintores, escultores y escritores, Marinetti estuvo también interesado en promocionar la música futurista, animando al compositor Francesco Balilla Pratella (1880-1955) a trabajar en esta dirección.

De este encuentro surgió el Manifiesto de los músicos futuristas publicado 11 de octubre de 1910, donde lanzan al mundo sus nuevas ideas, arremetiendo contra los conservatorios, los potentados de la crítica y del editorialismo y, en definitiva, contra la Italia melodramática anclada en la ópera y el bel canto. En su segundo escrito, el Manifiesto técnico de la música futurista publicado el 11 de marzo de 1911 Pratella defiende el atonalismo, la enarmonía, la disonancia, el ritmo libre y la polifonía absoluta.

Así Pratella fue el primero que intentó traspasar a la música las conclusiones de Marinetti, componiendo las primeras obras de la estética como El aviador Dro (1912-14), una ópera que intentaba escenificar el nuevo tipo de hombre futurista personificado en un aviador o Música futurista para orquesta op. 30, en las cuales se percibe claramente la falta de técnica adecuada para avanzar en las realizaciones musicales, quedándose en un mero convencionalismo.

Sin embargo, las implicaciones musicales del movimiento futurista no fueron desarrolladas por Pratella ni por ningún otro compositor profesional, sino por el pintor italiano Luigi Russolo (1885-1947), quién dirigido por Pratella editó su propio manifiesto titulado El arte de los ruidos, el 11 de marzo de 1913, en el cual señala con vigor el desuso de la música instrumental tradicional y la necesidad de conquistar la variedad infinita de los sonidos de la vida moderna, de la naturaleza e incluso de la guerra, para elaborarlos melódica, armónica y rítmicamente.

Russolo, que rechazaba los instrumentos convencionales, sentía la necesidad de que se hiciese una investigación metódica de los ruidos de la tecnología, de la gran ciudad y de las guerras, y proponía una lista distinguiendo seis tipos de ellos:


1. Estrépitos, truenos, explosiones, etc.

2. Silbidos, siseos, resoplidos.

3. Cuchicheos, murmullos, susurros, gorjeos.

4. Gritos, chillidos, zumbidos, crujidos, sonidos producidos por fricción.

5. Sonidos producidos golpeando metales, madera, piedra, porcelana, etc.

6. Gritos animales y humanos, rugidos, ladridos, risas, sollozos, etc.

 
En respuesta a sus propias exigencias, Russolo inventó, junto a Ugo Piatti (1880-1953), 27 nuevos “instrumentos-aparatos” llamados Intonarumori (entonadores de ruidos), a los que dividió en seis tipos de timbres acordes con su anterior clasificación:

1. Booms.

2. Silbatos.

3. Susurros.

4. Gritos.

5. Sonidos percutidos.

6. Sonidos vocales (humanos y animales).

 
El nombre que utilizaba Russolo para este nuevo arte era el de Bruitismo. Algunas de las obras de Russolo compuestas para conjunto de Intonarumori, con títulos como Escaramuzas en un oasis (1913) El despertar de la gran ciudad (1913-14), Un encuentro de coches y aviones (1913-14) y Cena en la terraza del casino (1913-14), provocaron grandes escándalos en sus conciertos[1].

Tras la interrupción de la 1ª Guerra Mundial, Russolo, que había interrumpido su actividad, reinició nuevamente, junto a su ayudante Ugo Piatti sus “Conciertos ruidosos”, como se les llamaba en la época aumentando su instrumental con medios no sólo mecánicos sino también eléctricos, denominándolos desde entonces con el nombre de Rumorarmonio o Russoloarmonio, a veces también llamado Russolophone controlando con un teclado varios de los anteriores Intonarumori.      Russolo dejó la música en 1932 para dedicarse de lleno a la pintura, aunque siguió utilizando sus instrumentos para acompañar películas mudas en el Studio 28 de París.

A los dos compositores pioneros del futurismo musical se unió más tarde una serie de jóvenes músicos italianos que intentaron combinar los Intonarumori con la música convencional como el propio hermano de Luigi, Antonio Russolo[2] (1877-1942), Franco Casavola (1891-1955), Nuccio Fiorda (1897-1975),  Silvio Mix (1900-1927) e Ivo Panneggi (1901-1982).

 
Curiosamente, ni las partituras de Russolo, escritas en una notación “gráfica” especial inventada por él mismo, ni sus Intonarumori han sobrevivido ya que el compositor los dejó en un depósito en Paris quemándose en el transcurso de la 2ª Guerra Mundial. Solamente se conserva una pequeña parte de la música de los futuristas y está principalmente en discos de pizarra en muy mal estado. A juzgar por los comentarios de la época y por la falta de conocimientos musicales de sus autores, se ha venido creyendo que el interés musical de su obra es bastante limitado.

En general las composiciones se caracterizan, la mayor parte de ellas, en sencillas ideas melódicas acompañadas por toda una gama de ruidos. Luego, la posterior incorporación de ruidos a los materiales musicales convencionales resultó artificiosa y poco útil.

Lo que si es cierto, asegura Tomás Marco[3], es que hoy por hoy quizá el Futurismo musical sea pura arqueología, sencillamente porque sus artilugios eran muy rudimentarios y carecían de la tecnología necesaria, pero esto no quita para restarle importancia, ya que la música aún no había llegado al estadio evolutivo y tecnológico necesario para cubrir una necesidad estética de ésta envergadura.

Aunque, aparentemente, los futuristas no ejercieron ninguna influencia directa sobre los desarrollos composicionales posteriores, su deseo de “conquistar la infinita variedad de ruidos-sonidos” ha permanecido como un interés constante de todo el siglo XX. Sí influyeron en compositores como Milhaud en su obra Machines agricoles (1919), Poulenc con Paseos sobre automóvil, avión, autobús y ferrocarril y principalmente en Honegger con su famoso Paficif 231 (1923), sobre las sensaciones viajando en una locomotora de tal modelo[4].

Con todo, el Futurismo personalizado en Russolo, es el precedente técnico y estético de algo que no se producirá hasta mucho más tarde, cuando la tecnología lo permita y las necesidades estéticas lo demanden realmente: la Música Concreta[5].

A partir de la 1ª Guerra Mundial, el Futurismo entró en crisis, debida en parte por la muerte de alguno de sus más importantes artífices, y también por la influencia de la ideología fascista que se concreta en exaltar las virtudes del pueblo italiano, desapareciendo prácticamente después de la Gran Guerra.

3 Dadaísmo

El Dadaísmo, coetáneo con el Futurismo, es un movimiento que surgió a consecuencia de la dispersión de los artistas europeos por el inicio de la 1ª Guerra Mundial; estos, huyendo de los horrores bélicos, se refugiaron en la neutral Suiza.

 
Hay varias teorías sobre el nombre Dadá, pero según parece la más unificada es que fue escogido al azar, abriendo un libro con un cortapapeles. Un hecho sí es cierto: el término Dadá aparece impreso por primera vez el 5 de febrero de 1916, en el bohemio Cabaret Voltaire de Zurich, donde fermentaron las ideas originarias de la tendencia, extendiéndose a partir de 1918 el movimiento por toda Europa y Estados Unidos.

Entre los primeros artistas que originaron el movimiento Dadá en Zurich se encontraban Tristán Tzara[6] (1896-1963), Hans (Jean) Arp (1886-1966) y Hugo Ball (1886-1927), entre otros como Marcel Janco, Hans Richter, Richard Huelsenbeck, etc.

 
Por otra parte, como ya se ha señalado, y de forma paralela a lo que ocurría en Europa, en Estados Unidos, surgió casi al mismo tiempo una corriente que presentaba unas características muy parecida al dadaísmo al que luego se sumó.

Esta tendencia se centra en Nueva York, y sus promotores fueron Marcel Duchamp (1887-1968) y Francis Picabia (1879-1953), los cuales consiguieron inmediatamente unir fuerzas, con las corrientes que recorrían Europa, exportando así el movimiento, entre todos, al resto de Estados Unidos y Europa.

En todas sus actividades, los dadaístas poseen una actitud destructiva con respecto a todos los valores establecidos: patria, religión, cultura, etc., con una agresividad que lleva a la irreverencia, el nihilismo y a la práctica continúa del escándalo preconizando un antiarte.

La filosofía del Dadaísmo se basa en la negación por completo todo tipo de arte tradicional, rehabilitando el azar, la intuición y el absurdo. Dadá no obedece a norma alguna, y más que un movimiento estético debe ser considerado como premeditadamente contra-estético, respondiendo únicamente a la subversión irracionalista y al propósito de escandalizar, características estas que lo condujeron a su propio suicidio, evolucionando a partir de 1920 hacia el Surrealismo, movimiento en el cual la música no estuvo presente.

Los dadaístas usaron la música en los espectáculos que montaban, bien recurriendo a canciones de cabaret o a la música negra, o bien usando campanas, o cualquier otro tipo de utensilio, pero a diferencia de los Futuristas, en sus filas no contaban con ningún compositor de prestigio. La obra más importante del movimiento fue Erratum musical (1913) de Marcel Duchamp, 7 variaciones sobre 88 notas para tres voces tomadas al azar, sin ninguna indicación de altura ni duración. También de Duchamp es Sculpture musical (finalmente no se llevo a cabo), donde pretendía hacer una obra que perdurara como una escultura, a base de notas infinitas y con distintas fuentes de procedencia, concibiendo una pieza musical en el espacio y no en el tiempo, en la que se acerca al Arte conceptual, estética de la que fue precursor.

El Dadaísmo ha sido determinante para muchas de las tendencias de la segunda mitad del siglo XX como la Música Aleatoria[7] y la Indeterminación, así como a influido determinantemente en compositores con lenguajes verdaderamente post-dadaístas, cual podría ser el caso del compositor norteamericano John Cage[8] (1912-1992), los compositores de la llamada Escuela de Nueva York, Toshi Ichiyanagi[9] (n. 1933), etc., etc.

     4 Microtonalismo

 
El final del siglo XIX y principios del XX representó principalmente el paso de la era armónica, sucesora a su vez de la contrapuntística, a la era del sonido. Esta liberación armónica no dejó de ser traumática, ya que exigía otros sistemas de recambio. El Dodecafonismo fue un primer intento serio de establecer una base de composición, pero también se agotó pronto, porque a las alturas que aparece ya no sólo era el sistema armónico lo que se cuestionaba, sino la misma escala temperada.

Este interés por desintegrar el sistema temperado, que se produjo principalmente con el nacimiento de los medios electrónicos a mitad de siglo, ya tuvo una atención especial por parte de algunos músicos que experimentaron y teorizaron principalmente sobre la división del semitono de la escala, muy influenciados por los sistemas orientales, sobre todo el hindú donde se utilizan los srutis o intervalos de menores de un semitono.

Uno de los primeros compositores que utilizó el sistema de cuartos de tono fue Richard Heinrich Stein (1882-1842) quién compuso ya en 1906 sus Dos piezas para clarinete y piano escritas en cuartos de tono y Charles Ives[10] (1874-1954) que tuvo un acercamiento en Tres piezas para dos pianos en cuartos de tono (1914). Años después, el compositor ruso nacionalizado francés Iván Vishnegradsky (1893-1979), recogió el testigo de Stein y consagró su carrera al bicromatismo, construyendo un piano en cuartos de tono y escribiendo posteriormente una Introducción a la armonía de cuartos de tono. Su obra más conocida es Dithyrambe op.12, (1924) para 2 pianos.

Ferruccio Busoni (1866-1924), fue un compositor italiano que vivió la mayor parte de su carrera en Berlín. Aunque en su juventud se inclinó por la estética postromántica y más tarde hacia los movimientos de vanguardia acogiendo, incluso con admiración, las obras atonales de Schoenberg y que al madurar, fue uno de los precursores del Neoclasicismo, acercándose al ideal clásico de Mozart.

Busoni se convirtió durante su etapa más vanguardista en un profeta de la nueva música e influyó tanto como pensador como compositor. En 1907 publicó sus Esbozos de una nueva estética musical, casi más importante que el propio manifiesto futurista, escrito cuatro años más tarde. En este credo artístico escribió:
 

“La música nació libre, y conquistar la libertad es su destino”.

 
También en su nueva estética, Busoni, aboga porque la música se vea libre de interpretaciones programáticas y porque los intérpretes y los copistas se liberen al “respecto” de la notación, para que la música se vea libre de las convenciones rítmicas y formales y los creadores se liberen de las limitaciones y de las técnicas de interpretación, de los instrumentos y del sistema de escalas.

Afirma rotundamente la libertad del arte musical, a la vez que observa ya agotadas las posibilidades de las tonalidades mayores y menores. Se rebeló contra las escalas tradicionales ya que para él habían perdido su capacidad de estimular y sorprender. Experimentó con escalas nuevas, y llegó a 131 maneras posibles de disponer tonos y semitonos dentro de una serie de doce notas. También consideró que los instrumentos al uso estaban trasnochados y propuso nuevas “máquinas sonoras” como el Dinamófono.

Entre composiciones destacan las Seis sonatas para piano, donde Busoni exploró con conjuntos de acordes bitonales, modelos de escalas “artificiales” y ritmos no medidos. De cualquier forma su producción musical nunca conquistó al gran público.

Entre los seguidores, que no alumno, de Busoni nos encontramos el checo Alois Hába (1893-1973) que se convirtió, una vez apartado Busoni de su inclinación vanguardista, en el principal defensor de la  música microtonal durante el periodo de entreguerras. Hába estaba convencido que el microtonalismo era simplemente un desarrollo más de la ampliación tonal postromántica; habida cuenta de esto en el prólogo de su Cuarteto de cuerda Nº 2, su primera obra en la que utiliza microtonos escribió: 

“Para mí, se trata de enriquecer el sistema de semitonos existente por medio de diferencias tonales más precisas, y no de destruir el sistema. El sistema del cuarto de tono no es un lenguaje nuevo sino una extensión del viejo”.

 
La utilización de subdivisiones adicionales del tono completo le proporcionó una mayor extensión de los recursos de la escala, y le permitió trabajar con unas relaciones melódicas modeladas de una forma mucho más sutil.

De la producción de Hába hemos de destacar su obra maestra, la ópera La Madre (1927-29), basada en el cuarto de tono. Si embargo, no todas las obras microtonales de Hába fueron compuestas siguiendo el sistema del cuarto de tono, obras como el Cuarteto de cuerda Nº 16 (1967) en la que se basó en el quinto de tono y la ópera Venga a nosotros tu reino (1939-42), en sexto de tono.

Hába escribió varios libros sobre música microtonal, siendo el más importante la Nueva teoría de la armonía de 1927, en el que intentó codificar los principios musicales que gobiernan los cuatro sistemas microtonales que existen: el cuarto de tono, el tercio de tono, el sexto de tono y el décimo segundo de tono, que engloba todas las posibilidades existentes en los otros tres. También se interesó por la construcción de una serie de instrumentos microtonales, como fueron un piano afinado en cuartos de tono, un armonio en sextos de tono y un clarinete en cuartos de tono.

Haba tuvo numerosos discípulos que, a su vez fueron convencidos microtonalistas, como su propio hermano Karel (1898-1972) y otros como Slavko Osterc (1895-1941) o Jirí Pauer (1919-2007).

Otro compositor dedicado plenamente a la música microtonal fue el mexicano Julián Carrillo (1875-1965), quién publicó su teoría microtonal Sonido 13 en Nueva York en el año 1916, llegando a crear obras con treinta divisiones de tono. Quizá la obra más interesante de su producción sea la Misa Juan XXIII (1962), para coro.

Entre los compositores que han utilizado ocasionalmente el microtonalismo se encuentran Ernest Bloch (1880-1959) en su Quinteto con piano (1924); Georges Enesco (1881-1955) en su ópera Edipo (1936); y Bela Bartók  (1881-1945) en su Sonata para violín solo Sz. 117 (1944).

 
      5 Los Experimentalistas americanos

Se denominan con este nombre a un grupo de compositores que realizaron sus trabajos compositivos durante la primera mitad del siglo XX y cuya característica ha sido la continua experimentación musical en todos los campos: composición, melodía, armonía, timbre, ritmo, instrumentos, etc., anticipando y avanzando toda una serie de ideas respecto al sonido y al modo de componer y cuyos máximos exponentes son: Charles Ives, Henry Cowell y Edgar Varése entre otros.

 
Charles Ives (1874-1954) ha sido considerado como el antecesor de los experimentalistas americanos. Ives siempre fue un “francotirador”, un pionero independiente de las coordenadas tradicionales de la creación musical. Su padre era un músico singularmente progresista, director de una banda militar y músico de iglesia,  fue determinante en su carrera, ya que este realizó experimentos musicales sobre el microtonalismo y la politonalidad, haciendo que estos experimentos le fueran familiares a su hijo. Experimentos como: 

-        Ejercitar el oído tocando melodías en dos tonalidades al mismo tiempo

-        Escribir frases con escalas con tono enteros

-        Especular sobre los cuartos de tono

-        Observar efectos producidos por campanas y los ecos

 Años más tarde estudió en la Universidad de Yale con Horatio Parker, recibiendo una preparación totalmente tradicional, graduándose en 1898. Poco después Ives dejó la música como profesional dedicándose al mundo de los negocios, hallándose dos décadas más tarde, a la cabeza de la mayor compañía de seguros del país[11], haciéndose prácticamente millonario.

Componía de noche, durante los fines de semana y las vacaciones, trabajando aislado. El experimentalismo de Ives se aleja de la búsqueda de laboratorio y se centra en dibujar un espacio sonoro que se refiere a hechos y situaciones concretas. Algunos adelantos de su música son:

 
-        Utilizar la polirrítmia y la politonalidad, desde 1894

-        Anticipar las formas abiertas de la música aleatoria, 1911

-        Escribir para dos pianos afinados en cuartos de tono, 1913

-        Emplear los cluster en el piano, 1916

-        Modificar la disposición espacial de los instrumentos en la sala

-        Emplea la cita y el collage

-        Mezcla en algunas obras diferentes orquestas situadas en planos distintos (música espacial)

 
Al lado de los adelantos mencionados, en sus obras se superponen: 

-        Himnos patrióticos (le atraen las canciones de la guerra civil).

-        Cánticos (le atraen los himnos presbiterianos).

-        Temas de canciones sentimentales.

-        Marchas.

Todos estos efectos y músicas se dan la mano sucediéndose o yuxtaponiéndose sin solución de continuidad, en un tejido que puede llegar a poseer una enorme complejidad rítmica y contrapuntística, y que ofrece una superficie rica en colores, vitalista y hasta exultante en ciertos momentos. Pasajes tonales se cruzan con otros atonales sin que exista nunca, por parte del compositor, la pretensión de construirse un código de vanguardia, formalista, sino de operar audazmente y sin inhibiciones sobre materiales a los que transfigura y talla conservándolos, sin embargo, en su carácter semántico personal. A sus adelantos e influjos hay que añadir como factores explicativos de su estética su extraordinaria imaginación musical y su mordaz sentido del humor.

 
Siempre fue capaz de utilizar la tradición exactamente de la misma manera que utilizaba sus nuevas tonalidades, politonalidades y no-tonalidades, utilizando cada recurso como si fuera un caso especial.

 
Al margen de la dificultad de que la grafía existente a principios del siglo XX era insuficiente para que Ives pudiese anotar sus ideas, lo cierto es que componía fundamentalmente para que su música fuera ejecutada, no para que fuese escuchada por el público en una concepción de la música tremendamente vanguardista. Y aún en el caso de que su música deba ser escuchada, está pensada para que lo sea activamente y de forma participativa. Esto explica en parte el uso de la música popular en sus obras, como si se esperase que alguien del público salte e improvise silbando un trozo de la obra en ocasiones.
 

Las aventuras de Ives nunca tuvieron por meta ni el descubrimiento de un estilo ni el de una forma perfecta. En parte por ello, para adivinar lo que trató de lograr en sus sinfonías y sonatas, es esencial reconocer las melodías que cita, en especial las que pertenecen a la música religiosa popular, pero también aquellas que toma del baile y las bandas militares.
 
Compuso 114 canciones, 4 sonatas para violín, obras de cámara, 2 sonatas para piano, y música orquestal entre la que destacan sus 4 sinfonías. En su obra se pueden distinguir dos etapas:

Una primera Etapa juvenil, antes de su graduación, donde las obras que compuso resultan atípicas dentro de su producción. Se trata de piezas que siguen las pautas de los modelos consagrados en Europa. El propio Ives declaró su rechazo a algunas de estas composiciones ortodoxas. Entre ellas destacan: el Cuarteto de cuerda Nº 1 (1896) y la  Segunda Sinfonía (1902).

Y una Segunda etapa, después de su graduación, donde su estilo ya está prácticamente definido: la importancia de su música, radica en la capacidad para reunir todos sus experimentos sonoros (microtonalismo, politonalidad, polirrítmia, collages, etc.), sin tener necesariamente que descartar las técnicas más antiguas.

Ives se muestra como todo un compositor “experimental” en la música de cámara. Así experimentó con series ya en 1911 en sus cuartetos de cuerda Roads Nº 1 y Nº 3, y con la música espacial y la indeterminación en La pregunta sin respuesta (1906), para trompeta, cuatro flautas y cuerdas.

Dentro de las composiciones para orquesta destacan: la Tercera Sinfonía[12] (1904), denominada por él “Reunión Campestre”, Three Places in New England (1914) y su Cuarta Sinfonía finalizada en 1916, estrenada en 1965 por Leopold Stokowski, considerada hoy como su obra maestra. En ella sistematiza el caos, con la actuación de dos conjuntos orquestales con dos directores y además percusión, dos pianos a distancia de cuarto de tono, un coro y órgano.

 Para el piano, su mejor obra es sin duda la segunda de sus sonatas conocida como Concord, Massachusetts, 1840-1860 (1915) en honor a ese ciudad de Nueva Inglaterra donde coincidieron los escritores trascendentalistas que dan nombre a los movimientos de la obra (Emerson, Thoreau, Los Alcott y Hawthorne).

Quizás el estilo único de Ives puede atribuirse: por una parte al propio temperamento del compositor y por la otra, al hecho de que puesto que jamás se oyó su música; Ives, no se sintió impulsado a limitarse a lo que su público podía asimilar realmente. Después de 1918 Ives dejó de componer, debido fundamentalmente por la falta de interés que el resto de los músicos demostraron por su obra (por no hablar del público). De forma gradual su música comenzó a ser valorada durante la década de los años 30, para ciertos compositores jóvenes, aunque su interpretación no empezó a efectuarse hasta la de los 50. Durante la década de los 60, Ives surgió de forma repentina como una figura a la que había que rendir culto y comenzó a ser reconocido a nivel mundial como el primer compositor americano.

Henry Cowell (1897-1965) fue el representante americano más directo de la tradición de Ives en la década de 1920 y el vínculo más importante entre aquel y la vanguardia de los años posteriores, a la vez que fue uno de los innovadores más prolíficos de su tiempo. Fue alumno de Ives.

Cowell no se esforzó por crear una técnica. Más bien cultivó alegremente diversos hábitos, algunos de ellos constantes desde su precoz niñez, pasada en California, otros se formaron con una asombrosa rapidez ante su primer contacto con cualquier nuevo recurso de destreza o estilo.


En 1912, a sus 15 años, dio el nombre de Cluster (racimo de notas), a su recurso predilecto de tocar con el puño, la palma o el antebrazo varias teclas adyacentes del piano. Sin embargo, Cowell nunca afirmó haber inventado este recurso, pero su idóneo nombre ha hecho que algunas personas le recuerden básicamente como el hombre de los cluster, especialmente después de que Bartok le pidiese permiso para emplearlos.

 Cowell también experimentó con las nuevas posibilidades sonoras del piano, por medio de las entonces imprecedentes técnicas[13] de: puntear, rasgar, percutir las cuerdas, colocar sordinas para alterar el timbre, etc. Por otra parte Cowell también fue pionero en las nuevas técnicas de notación adecuadas para sus nuevos recursos. Entre las obras en las que utiliza estas técnicas y recursos para el piano podemos encontrar The Aeolian Harp (1923), Banshee (1925) y Tiger (1930).

 
En 1930 publicó el libro New Musical Resources (Nuevos recursos musicales), donde trata sobre nuevas posibilidades sonoras tales como la poliarmonía, el contrapunto disonante, los cuartos de tono, los acordes por cuartas y los cluster, pero sin duda la sección más importante es la que trata sobre el ritmo y su concepto de derivar las relaciones rítmico-duracionales de una obra a partir de las proporciones de la serie de armónicos.

Estas composiciones fueron: el Quartet Romantic (1917) y el Quartet Euphometric (1919), así como Ostinato pianissimo (1934), para cuatro percusionistas y Pulse (1939) para cinco. Estas piezas tienen tal grado de complejidad rítmica, que aunque han sido interpretadas y grabadas varias veces Cowell pidió al inventor francés en 1931, León Theremin (1896-1993) que construyera una máquina que pudiera tocar este tipo de polirrítmias tan complejas. Todo esto condujo a la creación del Rhythmicon, un instrumento de percusión mecánica para el que Cowell escribió posteriormente algunas obras, entre las que destaca el concierto para rhythmicon y orquesta Rhythmicana (1931) y Music for Violin and Rhythmicon (1932).


Otra innovación de Cowell fue el uso de la indeterminación en obras como Ensemble (1956) cuya versión original es para quinteto de cuerda y tres thunderstick, sin embargo su obra más conocida es el Mosaic Quartet (1935), en el que sus cinco movimientos pueden ser interpretados en diferente órden y cada movimiento se puede repetir tantas veces como se desee.

 
Por otra parte Cowell también, y tras diversos estudios en la Universidad de Berlín sobre la música no occidental, comenzó a incorporar influencias exóticas en su propia música como los ostinatos tanto rítmicos como armónicos y escalas que sugerían modos orientales. Sus últimas obras siguieron esta línea, obras como Persian set (1957), para orquesta de cámara o Homage to Irán (1960), compuesta para violín, piano y zarb (tambor iraní).

Edgar Varèse (1883-1965) nació en Francia pero llegó a Nueva York en 1915, a los 32 años donde adquirió la nacionalidad americana y trabajó principalmente durante toda su carrera, por este motivo es considerado como unos de los compositores americanos de vanguardia más importantes a lo largo del siglo XX.

Tras estudiar en París se trasladó a Berlín donde conoció a Busoni, la persona que le iba a ejercer la influencia más importante en sus primeros años como compositor. Ya a su llegada a los Estados Unidos Varèse gozaba de cierto prestigio y era considerado como uno de los compositores más relevantes de su generación. En una entrevista realizada a un periódico en 1915, Varèse expresó el interés que dominaría todo su pensamiento musical:

 “Nuestro alfabeto musical debe ser enriquecido. Nosotros también necesitamos nuevos instrumentos.... Los músicos deberían cuestionarse esto seriamente con la ayuda de especialistas en la fabricación de máquinas. Siempre he sentido la necesidad de nuevos medios de expresión en mi trabajo. Me opongo a someterme a la exclusiva utilización de sonidos que ya hayan sido escuchados por otros. Lo que estoy buscando son nuevos medios técnicos que puedan adaptarse a cualquier expresión del pensamiento y que puedan, a su vez, mantener ese pensamiento”.

 A Varèse le preocupaban las nuevas sonoridades tanto como los recursos que podía sacar de ellas. Así buscó instrumentos que no fueran simplemente meros productores de ruidos noveles, ideando sofisticadas máquinas electrónicas que pudieran conseguir cualquier posibilidad sonora, persuadiendo a científicos y técnicos para que le ayudaran a inventar ese tipo de instrumentos.


De todas formas, en sus primeras obras Varèse sólo pudo contar con los instrumentos existentes, así Varèse vio en los instrumentos de percusión el único componente de la orquesta tradicional que aún ofrecía oportunidades para poder llevar a cabo una expansión significativa, y la introducción de nuevos recursos tímbricos utilizándola, por primera vez en la historia de la música no como apoyo a la orquesta, sino como una parte esencialmente independiente de esta.

Esta importancia dada a la percusión, que caracteriza toda la música de Varèse, no sólo es el resultado de conseguir nuevas posibilidades tímbricas, sino que también se debe al hecho de que en su música, la melodía no es necesariamente el elemento musical de mayor importancia. En su producción musical generalmente el eje central, antes que la melodía, lo constituyen el timbre, el ritmo, la tesitura, la dinámica y la textura.

Aunque la nueva concepción musical de Varèse aparecía ya en su primera obra escrita en Estados Unidos Amériques (1921), su punto álgido lo alcanzó en una serie de composiciones que escribió años después para pequeños conjuntos instrumentales como Hyperprism (1923), Intégrales (1925) o Ecuatorial (1934), entre otras.

Pero sin duda la obra más importante y de universal proyección fue Ionisation (1931), escrita para una inmensa gama de instrumentos de percusión y para ser ejecutada por 13 percusionistas (uno de ellos en el piano), es la primera obra para grupo de percusión solo en la que no intervenían ningún tipo de ritmos étnicos[14]. Varèse creó una forma que podría calificarse de definida por bloques y masas contrastantes de sonidos; con ritmos de una fuerza instintiva, visceral, anotados con mucha sutileza.


En todas estas obras, como en toda la obra de Varèse, el objetivo principal está centrado en la textura en general y en el efecto tímbrico más que en los motivos específicos o detalles armónicos, no existe distinción clara entre melodía y acompañamiento, las líneas individuales no existen, simplemente son partes integrantes de lo que Varèse definió no “sonido de masas”, o lo que es lo mismo, conjuntos completas que trabajan juntos para conseguir un carácter sonoro general.

Tras Arcana (1927) para orquesta y Density 21,5[15] (1936) para flauta, Varèse no volvió a componer nada nuevo durante 20 años, en parte por su descontento con los instrumentos convencionales y su sujeción a lo que llamó la “tiranía de la escala temperada”, y por otro, el fracaso de los instrumentos electrónicos que habían surgido.

No fue hasta 1954 cuando volvió a finalizar una composición estimulado por la reciente disponibilidad de las cintas de grabación y de mejores instrumentos electrónicos, cuando creó Desserts[16] donde combina secciones electrónicas con las puramente instrumentales. Su siguiente obra fue Poème électronique (1958), una obra totalmente electroacústica, con sonidos electrónicos. Esta obra le fue encargada para ser transmitida por más de 400 altavoces que llenaban el interior del pabellón, diseñado por Le Courbusier, para Phillips en la Exposición Internacional de Bruselas de ese mismo año.

Estas dos últimas piezas se encuentran entre las obras más imaginativas e innovadoras que se produjeron durante los primeros años la música electrónica. Su alejamiento del serialismo hizo, que aún siendo conocido, no se le apreciara definitivamente en todo su valor hasta los años 60.

 Varèse es uno de los grandes compositores del siglo XX y una de las personalidades más poderosas de su época. Su mensaje musical es uno de los más originales y vitales del siglo XX, siendo el primer impulsor de la música electrónica.

 
Harry Partch (1901-1974) fue un autodidacta en el campo de la composición, escribiendo un amplio número de obras convencionales durante sus primeros años, obras que fueron destruidas posteriormente por el propio autor.

Su nueva estética, plasmada en su libro Genesis of a Music (1949), se encamina hacía un conjunto ecléctico de influencias entre las que estaban: la música yanqui, la india, la china, los cantos hebreos, himnos cristianos, de los ritos de pubertad del Congo, del teatro chino de variedades (de San Francisco), etc.

En una palabra Partch rechazó de forma radical todo lo referente a la música occidental, con la intención de crear un tipo de música completamente nuevo, utilizando para ellos una escala propia de 43 notas, totalmente monofónica concebida en base a las características de la voz humana. Su primera composición dentro de esta estética fue Li Po Song (Canciones de Li Po) de 1933, para voz y viola.

Tras una gran depresión debida a la indiferencia de su música, Partch viajó como un vagabundo durante seis años por todos los Estados Unidos. De esta época son sus composiciones: Barstow (1941), basada en letreros de autopistas y The Letter de 1943, con fragmentos de una carta de un amigo suyo vagabundo.

Partch construyó una serie de instrumentos totalmente originales para poder interpretar su música, instrumentos que tuvieron nombres como Robos de guerra, Marimba de diamantes o    Zymo-Xyl[17] que no sólo destacaron por su belleza física, sino también por sus inusuales características tímbricas. Estos instrumentos únicos, son obras de arte realmente capaces de producir increíbles sonidos, tocados por el compositor y su ensemble de músicos.

Después de la 2ª Guerra Mundial, Partch comenzó a ver la música más como un drama universal y no sólo como fuentes de sonido, así su trabajo pasó a ser una especie de ritual al incorporar la danza, el mimo y los movimientos de los músicos en escena junto a la música vocal e instrumental. Entre las obras más destacadas de esta nueva concepción destaca Delusion of the Fury (Desilusión de la furia), de 1966, que pasa por ser su obra más importante en la que presenta un vestuario lleno de colorido y que incluye máscaras.

Partch, construyó su único y particular universo musical, a pesar de la enorme indiferencia de la que fue objeto, como Webern, Ives o Varèse; años más tarde sería un modelo a seguir por los jóvenes compositores que después de la 2ª Guerra Mundial saltarían a los primeros puestos de la vanguardia musical.

Como excepción a los americanos, encontramos en Italia a otro compositor profundamente experimental, así como original: Giacinto Scelsi (1905-1988), a quién a menudo se le conoce como el “Charles Ives italiano”. Este compositor, ha permanecido en el más oscuro anonimato, hasta ser redescubierto, prácticamente póstumamente, por los compositores espectrales a finales de siglo.

 
Como todos los compositores experimentalistas, Scelsi era un adelantado a su tiempo. Impregnado de orientalismo, pero con un rico poso de cultura occidental, en su obra pone una carga inédita que abre una brecha en la fortaleza de la música de vanguardia, a través de su sentido del tempo, de la microtonalidad, de los colores instrumentales étnicos y de la espiritualidad oriental.

Los títulos de sus obras son reveladores de esas vías: Quattro pezzi su una nota sola (1959), Aiôn “Cuatro episodios de la vida de Brahma” (1961), Uaxuctum, La leyenda de la ciudad maya, destruida por ellos mismos por motivos religiosos” (1966) y Pfhat, “Un resplandor…. y cielo se abrió” (1974).

Otros experimentalistas americanos que compartieron el interés por explorar nuevos procedimientos y sonoridades, liberándose de la tradición artística de la cultural occidental fueron: Carl Ruggles (1876-1971), Conlon Nancarrow (1912- 1997), Lou Harrison (1917-2003), etc.



[1] En el primer concierto que se realizó en el Teatro Dal Cerne de Milán el 21 de abril de 1914, terminó con la intervención de la policía, produciéndose numerosos heridos y contusionados. También realizó conciertos en Londres (1914) y París (1919).
 
[2] De quién se conservan las dos únicas grabaciones de los instrumentos originales en las obras Corale y Serenata, ambas de 1914.
[3] En MARCO T.: Historia general de la música, Vol 4, Madrid, Istmo/Alpuerto, 1985.
[4] Otras obras importantes en este sentido serían La fundición de acero op. 26, de Aleksandre Mosolov de 1926 y el Ballet mécanique de George Antheil de 1925 para 8 pianos, piano mecánico, percusión y ruidos de avión a reacción incorporados. Tangencialmente el futurismo influyó en las obras de compositores como Charles Ives, Henry Cowell, Edgard Varèse, Carlos Chávez, John Cage, etc.
[5] Ver tema 57.
[6] O Izara, es el seudónimo de Samuel Rosenstock.
[7] Ver tema 56.
[8] Tanto es así que, en 1968 Duchamp y Cage aparecieron juntos en un concierto titulado La reunión, donde a través de una partida de ajedrez, compusieron una obra mediante la activación de una serie de células fotoeléctricas debajo del tablero.
[9] Ichiyanagi estuvo casado con Yoko Ono desde 1956 a 1963, adepta del Arte conceptual, perteneció a su vez al grupo Fluxus y estuvo casada con John Lennon desde 1969 hasta su muerte en 1980.
[10] Charles Ives, es otro compositor, que también utilizó a comienzos de siglo el microtonalismo, debido a su gran importancia como músico experimental, lo trataremos más adelante, de una forma exhaustiva.
 
[11] La Ives & Myrick Insurance Agency.
[12] Esta obra obtuvo en 1947 el Premio Pulitzer.
[13] Denominadas posteriormente como String piano y que sirvieron de inspiración para el Piano Preparado que inventó posteriormente John Cage.
[14] La primera obra para grupo de percusión con instrumentos y ritmos étnicos fue Rítmicas V y VI  (1930) del compositor cubano Amadeo Roldán (1900-1939).
[15] El título 21,5 hace referencia a la densidad del platino, metal con el que estaba construida la flauta de Georges Barrére, quién encargó la obra a Varèse y la estrenó.
[16] Fue estrenada en París con un considerable escándalo, tanto como el de La Consagración de la Primavera.
[17] Estos instrumentos, así como una amplia información sobre la vida y la obra del compositor californiano se pueden encontrar en la web: http://www.harrypartch.com/

Pedro Calonge el “Rey de la Marimba”.

  Pedro Calonge el “Rey de la Marimba”. @ClaudioCascales Pedro Calonge. (Fuente: gladyspalmera.com) Si en un artículo anterior rendíamos...